Según las ordenanzas De la Iglesia de Santa Maria del Castillo de 1595 no se podían tañer campanas desde el Miércoles Santo hasta el Domingo de Pascua de Resurrección. Las carracas como la de la imagen sustituían a las campanas en la llamada a los fieles para asistir a las procesiones y demás actos religiosos. Esta disposición se siguió realizando hasta nuestros días pero el uso de este instrumento fue sustituido por métodos más modernos. “Mullir” consistía en hablar o avisar con las carracas, el Jueves Santo volveremos a ver a los mullidores utilizando las carracas para avisar que la procesión va a comenzar. Recorrerán una hora antes el itinerario de la procesión. Después veremos mullir a los niños de la cofradía en la cabecera de la procesión. Esta recuperación le devuelve a nuestra Semana Santa su aspecto rural, de tradiciones ancestrales, propias de lugares con una historia rica, como la tiene la Villa de Madrigal de las Altas Torres.
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