«Dices que eres funerario y notas un sobresalto»
Todos los Santos. Tres profesionales del sector en Bizkaia reflexionan sobre su vocación, los estereotipos y los momentos más duros de su trabajo
Sergio Delgado y Ricardo Vaquero, en el tanatorio de Funeuskadi en la Plaza del Gas de Bilbao. Ignacio Pérez
Carlos Benito
Viernes, 1 de noviembre
La primera vez que escuchamos a un funerario decir que le gusta su trabajo, se nos hace difícil reprimir una risa nerviosa, como si nos estuviese poniendo a prueba con un guiño de humor negro. Al fin y al cabo, es un oficio que obliga a entrar en contacto estrecho con lo más terrible del mundo de los muertos -víctimas de accidentes, cuerpos encontrados al cabo de mucho tiempo- y también con lo más terrible del mundo de los vivos: desde esos padres que acaban de perder a su hijo pequeño hasta tragedias colectivas como la de estos días en Valencia. Pero los funerarios no están bromeando al pronunciar esa frase, ni tampoco mienten: pasado el desconcierto inicial, basta hablar con unos cuantos profesionales para darse cuenta de que comparten el orgullo de prestar un servicio indispensable y confortar en lo posible a quien más lo necesita. Hoy, la fecha en que lo fúnebre se incorpora a nuestras rutinas cotidianas, es un buen momento para conocerlos mejor.
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