Cobos de Cerrato
Tras la reconquista en el siglo IX, la actual villa de Cobos de Cerrato ostentó los nombres de: Tortillo, Cuevas de Riofrancos y Cuevas de Seglares
Huestes del rey Alfonso III el Magno reconquistaron estas tierras a los moros a finales del siglo IX. Fue entonces cuando se inició la repoblación de la zona con cristianos procedentes de Asturias, Cantabria y Galicia. Hacia mediados del siglo X, Fernán González, conde de Castilla, consolidó la reconquista de la comarca y tras agregarla a sus dominios consiguió la independencia del condado de Castilla en el año 948.
El día 11 de octubre de 1081, García Gundisalbiz y su esposa Eldoara cedieron a la abadía de San Pedro de Cardeña varios bienes, entre los que se encontraba una viña en el lugar de Covo, población que ese mismo año figuraba en el Cartulario de monasterio de Cardeña como «de illo Covo qui fuit de Rapinato».
En 1352, Cuevas de Cerrato pertenecía a la Merindad de Cerrato en lo civil, al Obispado de Burgos en lo eclesiástico y aparecía en el Becerro de las Behetrías de Castilla como Cuevas de Riofrancos, lugar de behetría de Juan Rodríguez de Sandoval.
Tras la reunión de Cortes en Madrigal de la Altas Torres durante el mes de abril de 1476, la corona impuso a las poblaciones de la Merindad de Cerrato la contribución de 335.223 maravedís, especificando lo que se correspondía a cada uno de ellos: «A vos el conçejo de Cobos, cinco mill e quinientos e diez e syete mrs».
En 1488, el Concejo de Cobos recibió una carta por la que se le comunicaba que la deuda de cierta suma de maravedíes que tenía con Pero Muñoz de Guzmán, copero mayor del rey Fernando V de Castilla y II de Aragón, se lo pagase a doña María de Castañeda, hermana de don Rodrigo de Castañeda, señor de Fuentidueña.
Con fecha de 28 de febrero de 1556, el Concejo municipal de Cobos inició un pleito contra el Concejo de Palenzuela ante la Real Chancillería de Valladolid por los derechos y aprovechamiento de pastos de la hoy despoblada granja de San Juan de los Castellanos.
En el siglo XVII, Cobos de Cerrato, con otras cinco localidades del partido de Palenzuela, solicitaron a la corona el privilegio de villazgo, que les fue concedido el 24 de marzo de 1677 por sentencia del Consejo de Castilla.
En 1697, el vicario Andrés Alonso realizó una pesquisa informativa con testigos en Cobos de Cerrato sobre las heredades que el convento de Santa Clara de Tórtoles de Esgueva (Burgos) tenía en la villa y de cómo se efectuaba la distribución de los diezmos.
Molinos harineros.
En el censo de 1710, Cobos de Cerrato contaba 30 vecinos que sumaban una población de 156 habitantes que moraban en las 26 casas habitables y ocho arruinadas, y ningún vecino pagaba tributo por el solar. La mayoría vivían de la explotación agropecuaria, agricultura, viñedos, huerta, ganadería y apicultura. Su término municipal alojaba tres molinos harineros sobre el río Franco que molían a represadas y solamente en tiempo de aguas. Uno de dichos molinos pertenecía al Concejo municipal, como también pertenecían los pastos y la leña del monte. La única actividad industrial la proporcionaban de minas de yeso y canteras de piedra tosca. En esa época, la localidad contaba con la iglesia parroquial de San Román y cuatro ermitas más: Vera Cruz, Santa María, San Bartolomé y San Quirce.
En 1752, Cobos era villa de señorío del partido de Palenzuela, enclave vallisoletano situado entre las provincias de Palencia y Burgos. Sobre cuya pertenencia, había en curso un pleito entre la casa ducal de Alba y la condal de Benavente, esta última encargada de la administración de la villa por lo que percibía el derecho de alcabalas, consistente en 500 reales al año.
En 1833, la corona encargó a Javier de Burgos la nueva división territorial de España en provincias, fijándose entonces los límites de las actuales provincias. La villa de Cobos de Cerrato quedó incluida en la provincia de Palencia. El diccionario enciclopédico de Pascual Madoz realizado a mediados del siglo XIX, decía que Cobos de Cerrato tenía un censo de 85 vecinos que sumaban 442 habitantes. Vivían en las 60 casas habitables, aunque muy antiguas y de pobre construcción. Había una escuela de primeras letras con doce alumnos, 26 bodegas, dos molinos y tres puentes de madera sobre el río Franco.
En 1930, el Ayuntamiento municipal de Cobos lo integraban: la villa del mismo nombre y los caseríos de Hoyales, La Rellosa, y San Juan de Castellanos, actualmente despoblados. Cuando se visita la localidad no debemos marcharnos sin dar un paseo por el barrio de las bodegas, excavadas en un cerro próximo.
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