Inflación por las nubes
El campo se la juega con los costes al alza y la siembra más cara de la historia
Con el encarecimiento de fertilizantes, gasóleo, semillas y electricidad, los agricultores dependen del clima y del mantenimiento de los precios. Una explotación media ha gastado 10.000 euros más que en 2020.
“Sembrar este año cereales en España es una aventura que no sabemos cómo va a acabar. Puede ser un antes y un después. La inversión que tenemos que hacer para la siembra ha crecido exponencialmente, casi un 100%, respecto al año pasado, y si los precios de venta se mantienen como ahora, en máximos, salvaremos los muebles. Si bajan y llegan a precios del 2020 puede ser la hecatombre”. Ramón García es un agricultor cerealista de Sevilla, máximo responsable de COAG en Sevilla, con 100 hectáreas de cereal de secano, que acaba de comprar urea para fertilizar su campo sembrado, a “915 euros la tonelada, cuando hace un año no llegaba a 400 euros”. Si se tiene en cuenta que para fertilizar 100 hectáreas hacen falta unas 100 toneladas de este fertilizante nitrogenado, las cuentas salen nítidas: Ramón se gastó el año pasado 9.150 euros en urea frente a los menos de 4.000 del año 2020. A ello se le suman el precio de las semillas, del gasoil...
“Muchos agricultores han tenido que pedir créditos o tirar de ahorros para poder sembrar cereal este año”, cuenta Ramón. Y claro, la duda es: “¿cuál será el precio al que podamos vender nuestro trigo o nuestra cebada cuando llegue la cosecha? ¿Lloverá lo suficiente para que sea abundante? ¿Qué rendimiento habrá por hectárea? Porque si está en torno a los 4.500 kilos de cereal por hectárea, iremos bien, pero si el año viene mal y apenas hay 1.500 o 2.000 el desastre está asegurado. Nosotros, de momento, hemos adelantado el dinero sin saber si vamos a poder recuperarlo. Es una inversión a ciegas”, reflexiona este agricultor sevillano. Y sentencia, “el seguro integral”, otro gasto más, “me cuesta 17.000 euros o sea que los primeros 300 o 400 kilos de trigo por hectárea que cosecho son para pagar el seguro”.
Según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en España se cultiva una media de seis millones de hectáreas de cereales. Es el sector con mayor base territorial y con distribución a lo largo de todo el territorio. La cosecha nacional de cereales en 2021 fue de 24,7 millones de toneladas -7,5 millones de toneladas de trigo, 9,6 millones de toneladas de cebada, 4,2 millones de toneladas de maíz...-, algo menor que la campaña anterior, pero casi un 25% superior a la media de los últimos cinco años.
Las principales regiones cerealistas son Castilla y León, Castilla la Mancha, Aragón y Andalucía. Las principales zonas de producción de trigo blando son Castilla y León, con 2,19 millones de toneladas, casi el 45% del total, y Castilla la Mancha, con 0,621 millones de toneladas, un 12,7% de la producción total. El 73% de la producción de trigo duro en España le corresponde a Andalucía con 531.860 toneladas. En lo que se refiere a la cebada, Castilla y León es la comunidad más productiva, unas 2.226.460 de toneladas, seguida de Castilla la Mancha 1.911.420 toneladas. En conjunto estas dos CCAA representan aproximadamente un 57,92% de la producción total de cebada en España.
En España, el sector de los cereales se caracteriza por su alta atomización, con explotaciones de baja dimensión, lo que repercute en su rentabilidad. La superficie media de cereal en las explotaciones que cuentan con estos cultivos, es de 24 hectáreas, sin embargo, más de la mitad de la superficie total de cereales, el 56%, corresponde a explotaciones con una superficie superior a las 100 hectáreas, las cuales representan casi el 15% de total de explotaciones cerealistas y en éstas, la superficie media de cereal es de casi 100 hectáreas. En España se contabilizan 272.000 explotaciones de cereales.
Según datos del Ministerio dirigido por Luis Planas, el valor total de la cosecha de cereales en España era en 2020 de 3.500 millones de euros, cantidad que ha subido en 2021 hasta más allá de los 5.500 millones merced a la subida de precios del cereal en los mercados internacionales, donde se marca el precio, y por lo tanto en España. Hay que tener en cuenta de que en la lonja de Salamanca, por ejemplo, en noviembre de 2020, el trigo blando cotizaba a 194 euros la tonelada y la cebada a 175 euros, mientras que este pasado 3 de enero de 2022, el trigo blando se vendía a 288 euros la tonelada y la cebada a 279 euros. “Pero estos precios dependen de especuladores, de lo que pase en Polonia, Ucrania o China, de la cosecha en Estados Unidos... No sabemos cuál va a ser la evolución en los próximos meses”, explica Ramón García. “Por eso nuestra inversión en la siembra es una inversión a ciegas”, sentencia. “No sabemos si al final podremos sacarle rentabilidad”.
Según datos de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA) en 2020 un cerealista tenía que gastar 170 euros en sembrar una hectárea y ahora mismo la cantidad sobrepasaba ya los 250 euros. Con estas cifras, los agricultores de cereal españoles habrán pasado de invertir alrededor de 1.000 millones de euros en la sementera a más de 1.500 millones en esta campaña de cereales de invierno. Así, por ejemplo, en Extremadura, donde se siembran más de 205.000 hectáreas de cereal de secano, la Unión Extremadura (Unión de Agricultores de Extremadura) advierte que los precios de venta de la próxima campaña deban estar por encima de los 300 euros por tonelada “si no se quiere perder dinero”. Como “nos venga un año malo de lluvias, de 1500 a 2000 kg/ha. de media y han venido muchos así….vamos a flipar”, asegura Luis, un agricultor extremeño.
El presidente de ASAJA en Castilla y León, Donaciano Duro, acaba de cuantificar que los gastos, solo en combustibles y abonos, en una explotación media de cereal, “ha sido 10.000 euros mayor que en la anterior siembra”. Por lo que, "¿si viene un mal año y van mal los precios, qué será de nuestras economías?", se pregunta. “Jamás ha habido una sementera tan cara como la de este año". Los fertilizantes han subido “un 300%; la electricidad un 270%; el gasóleo un 100% ; los piensos un 40%...” Los agricultores “estamos acostumbrados a perder o ganar menos un año, otro ganar algo, otro más... Pero lo de este año”, confiesa Ramón García a La Información, “no lo había visto jamás. Sembrar cereal en España es, ahora mismo, una actividad financiera de altísimo riesgo. Dependemos de la lluvia, más que nunca, y de Ucrania o China... Esto es un sinvivir”, remarca.
Según las zonas, la nueva PAC repartirá en 2022 entre 60 y 210 euros por hectárea de cereal plantado en España. “Una limosna que no soluciona nada. Yo no quiero subvenciones sino que mi explotación sea rentable. Esperemos que con la Ley de la Cadena Alimentaria pueda vender mi producción de trigo por encima de los costes, pero lo dudo”, sentencia Luis, cerealista de Madrigal de las Altas Torres (Ávila).
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