8 nov 2020

Ventura González Pinto

 PROTAGONISTAS - VENTURA GONZÁLEZ

"Yo pienso que he sido agricultor toda la vida"

I.Camarero Jiménez
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Ventura González, quien acaba de alzarse con el Premio Surcos por su contribución contra el cambio climático, toda la vida acompañó a su padre en su apuesta por el cereal y ahora lo ha diversificado con el cultivo de patata y creando su propio vino

"Yo pienso que he sido agricultor toda la vida" - Foto: David Castro

Ventura González (Salamanca, 1992) lleva toda su vida echando raíces en Madrigal de las Altas Torres, el pueblo de su padre porque su madre es de una localidad salmantina. Puede parecer exagerado ese echar raíces pero no lo es  ya que allí está la explotación que fue su pasado, es su presente y a todas luces será su futuro pues es mucho el tiempo invertido a pie de campo y además está recogiendo los frutos sembrados. La explotación ha ido a más, pero también se ha aventurado a hacer vino y ha diversificado los cultivos con una buena dosis de innovación que le ha valido el premio Surcos 2020 en la modalidad de ‘Agricultores contra el cambio climático’.
Pero, empecemos por el principio. En el campo siempre ha estado de la mano de su familia, pero también estudió para ampliar sus conocimientos y aplicarlos a lo que sería su modo de vida. Después del Bachillerato se vio tentado de hacer Química Industrial en Madrid, pero el año que él debía empezar hubo huelga de profesores y en cierto modo acabó desmotivándose. La segunda opción era la de cursar Química Ambiental y la tercera, Salud Ambiental,  por la que se inclinó finalmente. Cuatro años estuvo en Salamanca y uno en Ávila. 
La salud ambiental casaba francamente bien con su inquietud por el sector primario porque al fin y al cabo «va mucho de aquello hacia lo que quiere dirigirse la agricultura, pues miras las materias activas con las que puedes controlar o atacar ciertas plagas que ahora mismo están atacando en el sector. Esa salud ambiental también tiene la rama sanitaria que ataca también con materias activas enfermedades como puedan ser el dengue o la malaria...»
Con 18 años, en el 2010 «decidí incorporarme a la agricultura» fue, tal y como describe, «un calentón de cabeza». Y es que sus compañeros de carrera, en su mayor parte, tenían beca precisamente para estudiar porque sus padres eran asalariados, pero «yo, por el hecho de que mi padre era autónomo y para la beca le miraban la facturación y no el rendimiento neto... pues nunca llegaba la opción de estudiar con beca», así que, al campo de cabeza. «Que no percibo ayuda, pues me incorporo al sector agrario». Lo tuvo fácil porque desde siempre dedicó tiempo a la explotación familiar.
De manera profesional se puede decir que pisó el campo por primera vez con 16 años «cuando me saqué la licencia de vehículos autopropulsados y, en resumidas cuentas, la que me permitió por primera vez conducir un tractor» que, se nota por su cara al contárnoslo, le hizo no poca ilusión. Ahí llegó el momento cumbre que «es cuando puedes pisar las vías públicas conduciendo un tractor». 
Si tuviera que decir el momento en el que pensó en dedicarse al campo... no sabría, reconoce: «Yo pienso, creo que he sido agricultor toda la vida, no como agricultor activo, más bien pasivo porque he estado ayudando en la explotación familiar, pero vamos siempre lo he sido. Yo lo he mamado, lo he hecho y lo he vivido siempre. Incluso estuve tres meses en un laboratorio en Salamanca y lo compaginaba con la agricultura, para al final decantarme por lo último». 
Con su padre comenzó y con él sigue, son independientes pero «nos ayudamos en todo. Tenemos cereales, viñedo y patata». «Yo he venido a diversificar un poco porque mi padre es más de la agricultura de toda la vida de la Moraña, el cereal puro y duro». Un cereal que cuando Ventura se incorpora deja no pocos sinsabores, con precios que no cubren ni los costes de producción así que  diversificaron con viñedo -dentro de la DO Rueda- y patata. Buscas «abrirte un horizonte y echar un vistazo a las miras del futuro».
Se le nota cómodo en el sector, además lo debe estar haciendo francamente bien porque acaba de recinir -hace escasas fechas- el premio ‘Surcos 2020’ en la categoría, como informábamos al principio, de ‘Agricultores Contra el Cambio Climático’. Es decir se ha ganado el reconocimiento a los mejores del sector agrario. ¿Su mérito? Los proyectos ‘Polinizup’ y ‘Mosoex’.

¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre Ávila?
Al final es una ciudad en la que yo, al vivir en Madrigal, no he tenido una infancia, pero mi recuerdo es sobre todo cuando venía en invierno con mis padres al médico y ligado a eso... Ávila con nieve, sobre todo en la zona del Lienzo Norte.

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?
Su gente, su gastronomía, su ritmo pausado de vida, sin prisas, ni atascos. Es una ciudad pero que tira al ámbito rural que es a lo que estamos acostumbrados.

¿Y lo que menos le gusta?
Tal vez, en cuanto a innovación y a prosperar en el ámbito juvenil se ha quedado más atrás que otras ciudades de ambiente más estudiantil, como Salamanca o Valladolid.

Un lugar para perderse. 
Pues éste en el que estamos (la entrevista la hemos hecho en la terraza del centro de congresos y exposiciones) y los Cuatro Postes, el sentarte allí a relajarte en las piedras o aquí en el césped.

Un recuerdo de la infancia.
El ir a hacer las labores en el campo con mi padre, esos momentos en los que me enseñaba a hacer las labores.

Un personaje abulense que le haya marcado.
Viniendo de Madrigal, Isabel La Catolica, primera reina de Castilla es uno de los personajes históricos más grandes que tenemos, por sus hechos y por su historia.

El mayor cambio que necesita Ávila es...
El intentar incentivar para dar vida juvenil a la ciudad y a la provincia en su conjunto que también en lo industrial está más muerta que otras de similares características. Hay provincias cercanas con pueblos que tienen industria. Me basta con salir de Madrigal hacia Salamanca, hacia Villoria o Babilafuente que tienen planta de bioetanol, regadío o industria;o a Valladolid, en la zona de Pedrajas o Íscar tiene industria y regadío que le está dando vida al medio rural.  Allí mismo lo encuentras. Mucha de la vida en ese medio rural está ligada a la industria agroalimentaria ligada, a su vez, al regadío.

¿Qué tiene que mantener?
Su forma de vida sin prisas el poder ir andando donde quiera, el ambiente rural.

¿Qué le parece Ávila hoy?
Me parece genial en el carácter pero para un día a día de un joven es un tanto aburrida.

¿Cómo ve Ávila en el futuro?
Lo veo sinceramente como ciudad dormitorio, mucha de la gente que trabaja en la ciudad, por ejemplo funconarios pueden vivir aquí o en Madrid, es uno de los problemas de estar tan cerca y también de los beneficios porque también trabajando fuera de Ávila se puede vivir aquí.  Esa cercanía es un pro y un contra. Necesitamos actividad y vida.

¿Qué puede aportar usted a Ávila?
A la ciudad yo como trabajador en el medio rural, poco. A la provincia, más, con proyectos como los que estoy realizando podríamos tener un futuro mejor para el medio ambiente y la biodiversidad. Tengo más proyectos, con leguminosas, pero a futuro. No es bueno mezclar cosas.

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