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31 may 2020

Las hijas de Fernando el Católico

A finales del siglo XV fue dispuesto, como en el caso de otras hijas naturales en la época que se destinaron a la clausura, que dos hijas extramatrimoniales del rey Fernando el Católico ingresaran como religiosas agustinas en el monasterio de Nuestra Señora de Gracia, en Madrigal de las Altas Torres (Ávila), llegando ambas a ocupar la dignidad de abadesas del monasterio.

Sus nombres eran: María, que por sus cualidades se ganaría el apodo de “la Excelenta”, nacida de las relaciones de Fernando de Aragón con la noble vizcaína Toda de Larrea, a la que conoció en 1476, cuando el rey fue a jurar los Fueros de Vizcaya;  y María Esperanza, fruto de sus amores con Juana Pereira, una noble portuguesa. Históricamente no ha sido infrecuente aludir a ellas como “María la Mayor” y “María la Menor”.

Ambas profesaron como monjas en 1490, conservándose las dos actas de profesión en el Libro de Profesiones del convento, donde se reconoce que son “hijas del muy alto y muy poderoso Rey D. Fernando, Rey de las Españas”. Su padre solicitaría en 1509 a través de su embajador en Roma, Jerónimo de Vich, que el papa Julio II les concediese ocupar cargos: «Dos fijas mías, que ambas a dos se llaman Dña. María de Aragón, son monjas profesas del monasterio de Santa María de Gracia extramuros de la villa de Madrigal, y en él la una es priora y la otra vicaria, y tienen escrúpulo de conciencia por si al ser bastardas pueden tener los dichos oficios (…) son personas muy devotas y de buena vida (…) supliquéis de mi parte a Su Santidad que, acatando lo susodicho, le plega legitimar a las dichas mis fijas, para poder tener, usar y exercer los dichos oficios y cargos sin ninguna duda ni escrúpulo de conciencia”. Su padre les otorgó una renta para aportar a la comunidad: a la mayor, María, doscientos mil maravedíes, y a la pequeña, María Esperanza, cien mil.

Un año más tarde, el mismo papa nombró a María de Aragón abadesa del monasterio franciscano de Pedralbes, en Barcelona, para llevar a cabo su reforma. En su ausencia, fue elegida como priora del monasterio de Madrigal su hermana María Esperanza. En 1520, León X dio licencia a María de Aragón para regresar a Madrigal, dando por cumplida su misión. En 1522 cesó como priora María Esperanza, y volvió a serlo su hermana mayor.

Tras la muerte de María de Aragón fue elegida priora María Esperanza, situación que duró poco tiempo, por su nombramiento en 1537 como abadesa del monasterio cisterciense de Santa María de las Huelgas, en Burgos, con el encargo de remediar su relajación de costumbres. Allí morirá en 1548, sin poder volver a Madrigal.




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