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5 feb 2017

Tras las huellas de Isabel I

Tras las huellas de Isabel I

Las provincias de Ávila, Segovia y Valladolid están ligadas a la figura de la reina que nació en Madrigal de las Altas Torres y falleció en Medina

  ANTONIO GARCÍA
03/02/2017
  • Proclamación de Isabel como reina de Castilla en  Segovia. Pintura de  Carlos Muñoz de Pablos,  en la sala de la Galera del Alcázar de Segovia. - ICAL
    Proclamación de Isabel como reina de Castilla en Segovia. Pintura de Carlos Muñoz de Pablos, en la sala de la Galera del Alcázar de Segovia. - ICAL
  • Dormitorio de Ia reina en el Palacio Testamentario de Medina del Campo.  Reproducción del mobiliario pintado por  Eduardo Rosales en el lienzo El Testamento de Isabel  la Católica. - ICAL
    Dormitorio de Ia reina en el Palacio Testamentario de Medina del Campo. Reproducción del mobiliario pintado por Eduardo Rosales en el lienzo El Testamento de Isabel la Católica. - ICAL
 
 
 
Seguir las huellas de la reina Isabel I por la Comunidad significa viajar en el tiempo para visitar los vestigios de un pasado en el que la corona castellana era una potencia europea. Recorrer Ávila, Segovia y Valladolid siguiendo los hitos de su vida ofrece, también, la posibilidad de disfrutar de su oferta monumental y gastronómica que arranca en la provincia abulense.
Ávila ha dado a España numerosos personajes ilustres como Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Claudio Sánchez Albornoz y el primer presidente de la democracia, Adolfo Suárez. Pero si existe un personaje tan controvertido para algunos, como ensalzado para otros, es el de Isabel la Católica, cuya trayectoria vital y política está enormemente vinculada a esta provincia.
Nació en una de sus villas más hermosas, Madrigal de las Altas Torres, el 22 de abril de 1451, en el antiguo Palacio de Juan II de Castilla, posteriormente convertido en Monasterio de Santa María de Gracia. Este hecho debería hacer de la localidad un referente turístico. No es así pese a contar con uno de los patrimonios monumentales más importantes de la provincia.
Aunque la serie televisiva dedicada a la soberana impulsó ligeramente el turismo en municipios vinculados con su figura, su conclusión los ha vuelto a excluir, en cierta medida, del mapa turístico.
Quizá para compensar esta circunstancia, el Ayuntamiento de la capital abulense ha puesto en marcha, los sábados de enero y febrero, una ruta que además de mostrar los lugares relacionados con Isabel la Católica, también realiza incursiones por otros monumentos de la ciudad que, en algunos casos, resultan desconocidos para los propios abulenses.
Seguir por las huellas de la soberana también resulta enriquecedor para los paladares más exquisitos. El recorrido ofrece la posibilidad de degustar desde el típico chuletón, hasta el tostón, pasando por las judías de El Barco de Ávila, las patatas revolcones o las yemas de Santa Teresa.
MADRIGAL
Pero para dar buena cuenta de estos platos, primero hay que hacer méritos y merecerlos. Nada mejor que comenzar por el principio, en Madrigal de las Altas Torres, patria chica de Isabel.
Situada al norte de la provincia, la villa alberga una destacada riqueza monumental ligada en muchos casos a Isabel y a figuras como Fray Luis de León, que murió en el convento de Extramuros (s. XIII-XVI), declarado BIC en 2007.
La reina llegó al mundo en el palacio de Juan II de Castilla y fue bautizada en la iglesia de San Nicolás de Bari, desde cuya torre se contempla buena parte de la comarca de La Moraña, el sur de la provincia de Valladolid y el noroeste de la de Salamanca. Además en este templo se casó en segundas nupcias Juan II con Isabel de Portugal.
En la villa no hay que dejar de ver las murallas (su perímetro se acercó a los 2,5 kilómetros), así como Santa María del Castillo, en la parte más alta de la localidad, cerca de San Nicolás de Bari. De estilo mudéjar, fue construida en ladrillo entre finales del siglo XII y principios del XIII.
Junto al palacio en el que nació la reina, en la Plaza del Cristo, se encuentra el Hospital Real, fundado en 1443 por María de Aragón, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura civil morañega. En las dependencias aledañas se encuentra el museo dedicado a Vasco de Quiroga, personaje ilustre madrigaleño. A estos atractivos se suma el Arco de Piedra, que corresponde a lo que queda de la portada de lo que fue el Palacio de Justicia.
Tras completar la visita a Madrigal, donde puede degustarse un verdejo ‘municipal’ que lleva el nombre de esta villa y que cuenta con la Denominación de Origen Rueda, el viajero debe continuar su visita trasladándose hasta la capital de la comarca:
ARÉVALO
En esta localidad pasó buena parte de su infancia Isabel junto a su hermano Alfonso y su madre. Los tres tuvieron que trasladarse allí tras la muerte de Juan II y el ascenso al trono de su heredero, Enrique IV.
Se cree que durante ese tiempo pudieron presenciar los encierros de esta villa que cuenta con uno de los más ricos patrimonios mudéjares. Destacan el castillo, las iglesias de San Martín, Santa María la Mayor, El Salvador, La Lugareja o la Plaza de la Villa. Junto al Ayuntamiento se sitúa la Casa de los Sexmos, en la que los Reyes Católicos refrendaron con su firma el 2 de julio de 1494 el Tratado de Tordesillas, rubricado el 7 de junio en la villa vallisoletana.
La estancia en la zona, antes de trasladarse a la capital abulense, no puede terminar de otra manera que degustando el plato más tradicional arevalense, el tostón, en cualquiera de sus asadores.
ÁVILA
Con fuerzas renovadas la ruta continúa en dirección sur, hacia la capital abulense, donde el visitante puede seguir las huellas de Isabel por su cuenta o con la ayuda de la ruta que el Ayuntamiento ha puesto en marcha los sábados de enero y febrero a partir de las 11 de la mañana y una duración de tres horas. Con 55 plazas como máximo, los precios oscilan entre los 3 y los 5 euros.
Desde el Centro de Recepción de Visitantes, los participantes se dirigen hacia la basílica románica de San Vicente, que alberga el cenotafio en memoria de los mártires Vicente, Sabina y Cristeta.
Desde allí, el guía Jesús Antonio Santos Ortega conduce a los turistas hacia la Puerta de San Vicente, en la muralla, defensa en la que han aparecido sillares de granito procedentes del que pudo ser un cementerio romano, así como reutilizados verracos de la época vetona.
Después de atravesar el Jardín de San Vicente es obligatoria la parada junto a la Casa de las Carnicerías, principal acceso al adarve de la muralla. Desde ese punto de la calle San Segundo se contempla una de las vistas más características de la ciudad, ya que forma parte de su escudo: el cimorro de la catedral incorporado a la muralla como defensa. Es el único de este tipo. Además, esta es la primera catedral gótica de España.
Desde ese punto se llega a la Plaza de Santa Teresa o del Mercado Grande, lugar de festejos y algún juicio inquisitorial en época isabelina.
A un lado, el Arco del Alcázar y al opuesto la iglesia románica de San Pedro, mientras que en el lateral sur se sitúa la iglesia también románica de La Magdalena.
En este lugar se desarrollaron en 1497 las honras fúnebres del único hijo varón de los Reyes Católicos, el príncipe don Juan, enterrado en el Real Monasterio de Santo Tomás, que después visitaremos, completando el recorrido.
En esta ágora también estuvieron los Reyes Católicos tras ser proclamados como tales, realizando la primera visita como Reina de Castilla en esta plaza.
Desde ese punto, el recorrido transita por algunos de los palacios más destacados, para pasar por el convento de San José, primera fundación de Santa Teresa de Jesús, antes de llegar al monasterio de Santa Ana. En él ingresaban novicias de familias pudientes y desde finales del siglo XV al XVII recibió numerosas visitas regias. El recorrido finaliza en el Monasterio de Santo Tomás (XV), uno de los pocos de España que cuenta con tres claustros: Noviciado, Silencio y el de los Reyes. Su interior alberga el sepulcro del hijo de los Reyes Católicos, fallecido a los 19 años, realizado por Doménico di Alessandro Facelli. Se ubica a los pies del retablo mayor, una de las obras cumbre de Pedro Berruguete.
El guía señala que el hecho de tener a su hijo enterrado en este templo contribuyó a que la reina no quisiera retornar a esta tierra.
En esta ciudad también se desarrolló ‘La farsa de Ávila’ el 5 de junio de 1465: un grupo de nobles depuso en efigie a Enrique IV, para proclamar rey a su hermanastro, el infante Alfonso, hermano de Isabel.
La visita a Ávila sólo puede concluir degustando las mejores carnes de la tierra como el chuletón, el cochinillo, el cabrito, el lechazo… las patatas revolconas, las judías de El Barco de Ávila, las yemas de Santa Teresa…
EL TIEMBLO
La última parada abulense nos llevará a través de la N–403 (Ávila–Toledo) en dirección sureste camino de El Tiemblo, en cuyo municipio se encuentran los Toros de Guisando. Aquí, el 19 de septiembre de 1468, la entonces infanta Isabel fue proclamada heredera al trono de Castilla. Sin ese paso no habría podido convertirse en reina seis años después.
Desde ese enclave cercano a la Comunidad de Madrid, el viajero puede visitar la Reserva Natural del Valle de Iruelas, el pantano de El Burguillo, adentrarse en el Valle del Tiétar o trasladarse a Cebreros para degustar los ricos vinos

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