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13 ene 2015

El cardenal de Morelia

El cardenal de Morelia

Alberto Suárez Inda, la voz de la Iglesia en la región más violenta ...

Nemesio Rodríguez Lois, gallego injertado en Méjico desde hace muchos años, es uno de los mejores conocedores de la Iglesia mejicana, una auténtica autoridad al respecto. Autor de varios libros e incontables artículos, todos ellos de excelente doctrina, saluda hoy alborozado la creación cardenalicia del arzobispo de Morelia.
Tenía excelentes referencias de monseñor Suárez Inda y el artículo de Rodríguez Lois, que os inserto, me las confirma. ¡Bendito sea Dios”
Saboreando la noticia…
UN CARDENAL PARA MICHOACÁN. UN CARDENAL PARA MEXICO.
Por.- Nemesio Rodríguez Lois.

Morelia, una de las más hermosas ciudades que adornan la geografía mexicana, está de fiesta y, junto con ella, todo Michoacán y México entero.
En Morelia, al caer la tarde, frente a la catedral, bajo alguno de los soportales, es común que los amigos se reúnan a charlar mientras saborean un delicioso café de olla endulzado con piloncillo.
Y estos días, conforme el sol se va ocultando, el tema de conversación no puede ser otro: El Papa Francisco acaba de hacer Cardenal nada menos que al arzobispo de Morelia don Alberto Suárez Inda.
Lo que algunos de los tertulianos ignoran es que haya ya mucho tiempo, concretamente en 1850, el entonces Papa Pío IX  había tomado ya una decisión similar al designar Cardenal a quien entonces era también arzobispo de Morelia: Juan Cayetano de Portugal y Solís.
Lamentablemente la noticia llegó cuando había fallecido el arzobispo con lo cual no solamente Morelia sino también México e incluso el resto de Hispanoamérica perdieron la oportunidad de tener al primer Cardenal nacido en este Continente.
Hoy la historia vuelve a repetirse y en este caso el nuevo miembro del Sacro Colegio Cardenalicio es un hombre proveniente de la bella región del Bajío que tantos mártires le ha dado a la Iglesia ya que monseñor Suárez Inda nació en Celaya (Guanajuato) en 1939.
Su abnegada entrega a su vocación pastoral se ve premiada primero cuando, en 1985, le hacen obispo de Tacámbaro y , diez años después, arzobispo de Morelia.
Ni duda cabe que el Papa Francisco es el Papa de las sorpresas y, una vez más, vuelve a sorprendernos al hacer Cardenal a un personaje que, por razones de edad, estaba ya más cerca del retiro que de recibir tan alta distinción.
Sin embargo, dentro de la aparente sorpresa, el Papa Francisco sigue una estrategia muy definida: Desea que quienes ocupen un alto puesto dentro de la Iglesia no vean en el mismo un ambicioso cargo honorífico sino más bien la oportunidad de entregarse en cuerpo y alma al servicio de quienes más lo necesitan.
Ni duda cabe que es un secreto a voces la situación inestable que vive el país, la cual se agrava en estados como  Guerrero y Michoacán.
De unos años a esta parte, la fértil tierra michoacana se ha visto regada con sangre de víctimas del narcotráfico y del crimen organizado.
Una auténtica guerra civil se vive en aquellas regiones que antaño fueran evangelizadas por misioneros agustinos y franciscanos y cuya identidad mexicana y católica se la deben al inmortal don Vasco de Quiroga.
En medio de la zozobra que supone vivir dentro de un clima que deja mujeres sin maridos, hijos huérfanos y padres sin hijos, el único consuelo que les queda a los buenos michoacanos es la protección de la Iglesia.
Y dentro de la Iglesia destacan los obispos de aquella región pastoral quienes, en ningún momento, han dejado de condenar todo tipo de violencia e injusticia.
Por esa razón, deseando robustecer la fe de los michoacanos, es que el Papa Francisco ha decidido hacer Cardenal a quien gobierna la diócesis más importante de aquella provincia eclesiástica.
Don Alberto pensaba ya retirarse a disfrutar de una merecida jubilación después de tantos servicios prestados a Michoacán y a la Iglesia.
Mas he aquí como el Vicario de Cristo tiene otros planes…
El Santo Padre desea que el nuevo Cardenal sea no solamente un faro que guie a quienes caminan en medio de las tinieblas sino que actúe como portavoz de un pueblo que desea que sus lamentos se escuchen en el mundo entero.
Darle voz a quienes no tienen voz, en la inteligencia de que el mundo tomará más en cuenta la voz de todo un Señor Cardenal de que de cualquier obispo desconocido.
Ahora que el Cardenal Don Alberto recibe el capelo cardenalicio, quiera Dios que las circunstancias se acomoden de un modo providencial ya que, teniendo a Don Alberto como abogado, logre dársele un fuerte impulso al proceso de beatificación del inmortal “Tata Vasco”.
Y ya que hablamos de beatificaciones, muy bueno sería que el Cardenal de Michoacán impulsara también la causa de ese gran misionero que fue Fray Juan Bautista Moya, cuyos restos se conservan en el templo de San Agustín a pocos metros de la catedral.
Han caído ya las primeras sombras de la noche, el alumbrado ilumina ya la catedral moreliana y sus bellísimas torres.
Magnífico espectáculo que deja marcado de por vida a quien lo contempla.
Un magnífico espectáculo que, bajo los soportales, charlando con los amigos mientras tomamos café de olla endulzado con piloncillo no tanto comentamos sino más bien saboreamos una de las mejores noticias de los últimos tiempos.

http://infovaticana.com/blog/cigona/2015/01/12/el-cardenal-de-morelia/

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