3 jun 2014

Cuatro arzobispos en torno al Greco

 
Iv Centenario

Cuatro arzobispos en torno al Greco

J. Guayerbas -
 
 
La Sacristía Mayor de la Catedral Primada volvió a ser ayer escenario para el ciclo de conferencias ‘Ánima Pictórica’ organizado por el Arzobispado de Toledo a través de la Vicaría Episcopal para la Cultura que dirige el canónigo Francisco César García Magán y con el que se pretende dar un sentido espiritual y de Iglesia a la obra y figura de Domenikos Theotocopoulos.
Ayer fue el turno del obispo auxiliar Ángel Fernández Collado que bajo el título ‘Los arzobispos del Greco al servicio de la renovación espiritual de la Reforma católica’ abordó la relación del artista de Creta con los prelados desde su llegada a la ciudad en 1577 a su muerte en 1614. El gran lienzo de ‘El Expolio de Cristo’ presidió el acto al que asistieron, entre otros, el consejero de Presidencia, Leandro Esteban, el deán de la Seo Metropolitana, Juan Sánchez, y el vicario de Talavera de la Reina, Felipe García Díaz-Guerra.
Y en esa sucesión de arzobispos monseñor Fernández Collado comenzó con el cardenal Gaspar de Quiroga y Vela, arzobispo de Toledo desde 1577, mismo año en el que el Greco llega a la ciudad y firma sus primeros contratos tanto con el cabildo catedralicio para aceptar el encargo de ‘El Expolio’ como con la comunidad de religiosas de Santo Domingo el Antiguo.
«El Greco comienza a actuar nada más llegar a Toledo con el primer contrato para la Catedral» explicaba el obispo auxiliar además de recordar que el candiota «intervino después ayudando al Consejo de la Gobernación en vigilar y tasar obras en toda la Diócesis».
Por orden cronológico el artista trató con el cardenal Alberto de Austria, que dejaría los hábitos al enamorarse de Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II. Y es que la conferencia trazó dos líneas paralelas entre la biografía de los cuatro arzobispos de la época y la producción y vida del Greco en Toledo, por entonces, el segundo ‘Vaticano’ del mundo.
A Alberto de Austria le sucedió en la sede Primada el cardenal García Loaysa y Girón, natural de Talavera de la Reina que ocupó el rango de Gobernador eclesiástico de la Archidiócesis de Toledo durante la ausencia del arzobispo anterior, y quedó como su sucesor cuando éste renunció a la sede (1598), pero murió al año siguiente antes de tomar posesión.
«Estos arzobispos después del Concilio de Trento quieren renovar la Iglesia y el Greco va observando esas renovaciones y va a poner en práctica la doctrina de Trento en cuanto a la espiritualidad que refleja en sus cuadros», indicaba el conferenciante para dar paso al cuarto y último prelado que convivió con el entorno del Greco.
Bernardo de Sandoval y Rojas fue, como apuntaba monseñor Fernández Collado, un gran arzobispo que construye, por ejemplo, la capilla del Sagrario o el Arco de Palacio. «Es un hombre con buenos padrinos, sobrino del arzobispo de Sevilla y del prelado de Lima al que encauzan por la carrera eclesiástica, era un noble y tenía renta para hacer muchas cosas al servicio de la Iglesia y del pueblo».

Un ciclo espiritual. El Arzobispado se suma con este ciclo y otros propuestas a los actos del IV Centenario. «Creo que hemos acertado, las conferencias tienen altura, son diversas y muy amplias», explicaba el obispo auxiliar para subrayar el sentido eclesiástico, espiritual y cultural del ciclo. «El Greco supo reflejar la espiritualidad del momento en su obra», concluía monseñor Fernández Collado.

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