Qué hacer en Madrigal De Las Altas Torres
Docenas de documentos se encuentran en el Archivo de Simancas en los que se habla de Madrigal de las Altas Torres. Sin embargo, su origen sigue siendo un misterio para los historiadores.
Algunos aficionados a la historia de la villa han escrito que debió de ser fundada por los arévacos, una belicosa tribu celtíbera que habitó las zonas topográficas más protegidas de la comarca y que mantuvo en vilo a los romanos con sus continuas rebeliones y luchas, pero este extremo no está en absoluto demostrado.
Los estudios más serios, aunque albergan dudas razonables y mantienen contradicciones claras, refieren el origen de Madrigal alrededor del siglo X. Los que creen que fueron los árabes quienes edificaron la villa, estiman que pudo ser el primer califa Omeya, Abderramán el Beni Omeya Al Dájil, en la segunda mitad del siglo VIII, quien edificó las murallas como recinto militar avanzado, semejante al de Medinaceli, y que posteriormente estableció allí su capitanía general de al-Andalus, al mando de Teban, que comprendía los reinos árabes del norte, desde la frontera del Tajo.
Apoyando esta hipótesis, algunos historiadores creen que Madrigal estaba protegido, además, por seis castillos anejos ya desaparecidos, los de Puebla de Madrigal, Palacios de Madrigal, Bañuelos, Piteos, Astudillo y Torreyecla, lo que conferiría al lugar una protección sin parangón en la península.
En el 1085, se empiezan a dar las condiciones mínimas de seguridad para la aparición de Madrigal como núcleo de población, dependiente de Arévalo. A partir de aquí, se produce una pugna entre las dos villas, por la autonomía que reclama Madrigal, hasta que en el año 1168 el rey Alfonso VIII de Castilla confirma los fueros dados previamente por don Pedro, obispo de Burgos. Pero aquello no fue, por desgracia, el fin de la contienda, pues ante las presiones del concejo de Arévalo, el rey Fernando IV el Emplazado ordenó obediencia de vasallaje al concejo de Madrigal, imposibilitando el uso del sello de concejo que habían fabricado. Más adelante, en las Cortes de Medina del año 1302, ordenó derribar las murallas de Madrigal por no entregar las llaves de las mismas a los caballeros de Arévalo.
Hasta tal punto creció después en importancia Madrigal, que en la Historia de Segovia de Colmenares, en el capítulo sexto, se puede leer que el 9 de diciembre de 1381 el Tribunal Mayor del Reino de Castilla y León se encontraba en Madrigal.
Aunque en el testamento de doña María de Portugal, esposa de Alfonso XI, se cita a Madrigal entre las propiedades que la reina legaba a su hijo Pedro I, realmente adquiere importancia histórica cuando, junto con Arévalo, al morir la esposa de Enrique III, doña Catalina, es heredado por su hijo Juan II de Castilla, quien toma la villa como lugar de descanso, lo que produce muchos cambios en la vida del lugar.
Cuando contrae matrimonio Juan II con doña María de Aragón, ésta recibe como regalo de boda Madrigal, y aprovechando su estratégica situación, cercana a todos los puntos importantes de la época, en 1420 decide retirarse allí para alejar a su pequeña hija de la "corte intrigante y peligrosa" establecida en Segovia. Poco después, en 1424, muere la infanta doña Catalina y es enterrada en Madrigal. Quizás por ese motivo la reina reside en la villa durante largas temporadas.
El rey Juan II celebra Cortes en Madrigal en el año 1438, en dos ocasiones, una en julio y otra en otoño, en las cuales se solicitaron medidas restrictivas a la importación de lana con el fin de mejorar el aprovechamiento interior y la exportación. También se ordena el rearme naval del reino y se establece la unificación de las medidas, siendo utilizadas las abulenses para el pan, la sal, las legumbres y todas las otras cosas que se hubiesen de vender y medir en fanega y celemín, y las medidas de vino toledanas para la miel y los otros productos que por ellas se pudiesen medir.
Según la bula del Papa Clemente VII, para el Hospital, en 1443, la villa de Madrigal estaba considerada, por su situación, número de habitantes y fertilidad, como una de las más insignes de los reinos de Castilla y León.
Al morir doña María de Aragón en 1445, y a pesar de las fuertes reticencias del rey, que quería una esposa francesa, don Álvaro de Luna, el Condestable de Castilla, le convenció para que desposara a doña Isabel de Portugal. Después de obtener la necesaria dispensa papal, se firmó el tratado de matrimonio el 9 de octubre de 1446 y por fin, con poco boato, se celebraron en la iglesia de San Nicolás de Bari de Madrigal los esponsales de los reyes el día 22 de julio de 1447.
Fruto del regio matrimonio es el nacimiento, en el palacio de Juan 11, el 22 de abril de 145 1, de Isabel la Católica.
Durante sus primeros años, la Reina de la Hispanidad pasa largas temporadas entre Madrigal y Arévalo. Su padre, que se vio obligado a moverse constantemente por las presiones de los Infantes de Aragón, era un gran aficionado a la lidia de toros bravos, celebrando muchas corridas en Madrigal. Allí, adosados al palacio, mandó construir toriles y una gran plaza en el Pradillo, donde hay quien dice que estoqueó, él mismo, a un toro. A Juan II, muerto el 21 de julio del 1454, le sucedió su hijo Enrique IV, quien, dedicado a diversiones y manejado por el marqués de Villena, despreció a su madre y hermanos. Mientras su progenitora residía en Arévalo, Isabel vivió en Madrigal, donde rechazó la oferta de su hermano de casarla con el anciano rey de Portugal. Allí también despreció, con magnífica sutileza, la oferta de matrimonio del duque de Guyena, hermano del rey de Francia.
Casada con Fernando de Aragón, y una vez coronada reina de Castilla, tras la muerte de su hermano y el desprecio a su sobrina, convocan Cortes en Madrigal, en el año 1476, en las que se reforma la Santa Hermandad, origen de la actual Guardia Civil, se promulgan leyes contra los judíos, en particular las que prohibían la usura y obligaban al uso de la estrella de David en las ropas y en las rejas de las casas, y su primogénita Isabel es jurada como heredera al trono.
A partir de este momento la villa pierde su ambiente cortesano para transformarse en foco de cultura y recogim de las más importantes figuras del momento, siendo otorgado por el rey Felipe IV, para su escudo, el título: "La muy noble, real y coronada villa".
En el año 1500 nació en Madrigal el gran cardenal e inquisidor Gaspar de Quiroga, y allí falleció, en el convento de losconvento de los ermitaños de san Agustín, el 23 de agosto de 1591, fray Luis de León. Con él murió el siglo XVI y el esplendor de Madrigal, pero todavía por sus calles se puede sentir la historia de ese pasado, como si un pícaro fuera a salir de algún rincón o un hidalgo de un palacio.
Algunos aficionados a la historia de la villa han escrito que debió de ser fundada por los arévacos, una belicosa tribu celtíbera que habitó las zonas topográficas más protegidas de la comarca y que mantuvo en vilo a los romanos con sus continuas rebeliones y luchas, pero este extremo no está en absoluto demostrado.
Los estudios más serios, aunque albergan dudas razonables y mantienen contradicciones claras, refieren el origen de Madrigal alrededor del siglo X. Los que creen que fueron los árabes quienes edificaron la villa, estiman que pudo ser el primer califa Omeya, Abderramán el Beni Omeya Al Dájil, en la segunda mitad del siglo VIII, quien edificó las murallas como recinto militar avanzado, semejante al de Medinaceli, y que posteriormente estableció allí su capitanía general de al-Andalus, al mando de Teban, que comprendía los reinos árabes del norte, desde la frontera del Tajo.
Apoyando esta hipótesis, algunos historiadores creen que Madrigal estaba protegido, además, por seis castillos anejos ya desaparecidos, los de Puebla de Madrigal, Palacios de Madrigal, Bañuelos, Piteos, Astudillo y Torreyecla, lo que conferiría al lugar una protección sin parangón en la península.
En el 1085, se empiezan a dar las condiciones mínimas de seguridad para la aparición de Madrigal como núcleo de población, dependiente de Arévalo. A partir de aquí, se produce una pugna entre las dos villas, por la autonomía que reclama Madrigal, hasta que en el año 1168 el rey Alfonso VIII de Castilla confirma los fueros dados previamente por don Pedro, obispo de Burgos. Pero aquello no fue, por desgracia, el fin de la contienda, pues ante las presiones del concejo de Arévalo, el rey Fernando IV el Emplazado ordenó obediencia de vasallaje al concejo de Madrigal, imposibilitando el uso del sello de concejo que habían fabricado. Más adelante, en las Cortes de Medina del año 1302, ordenó derribar las murallas de Madrigal por no entregar las llaves de las mismas a los caballeros de Arévalo.
Hasta tal punto creció después en importancia Madrigal, que en la Historia de Segovia de Colmenares, en el capítulo sexto, se puede leer que el 9 de diciembre de 1381 el Tribunal Mayor del Reino de Castilla y León se encontraba en Madrigal.
Aunque en el testamento de doña María de Portugal, esposa de Alfonso XI, se cita a Madrigal entre las propiedades que la reina legaba a su hijo Pedro I, realmente adquiere importancia histórica cuando, junto con Arévalo, al morir la esposa de Enrique III, doña Catalina, es heredado por su hijo Juan II de Castilla, quien toma la villa como lugar de descanso, lo que produce muchos cambios en la vida del lugar.
Cuando contrae matrimonio Juan II con doña María de Aragón, ésta recibe como regalo de boda Madrigal, y aprovechando su estratégica situación, cercana a todos los puntos importantes de la época, en 1420 decide retirarse allí para alejar a su pequeña hija de la "corte intrigante y peligrosa" establecida en Segovia. Poco después, en 1424, muere la infanta doña Catalina y es enterrada en Madrigal. Quizás por ese motivo la reina reside en la villa durante largas temporadas.
El rey Juan II celebra Cortes en Madrigal en el año 1438, en dos ocasiones, una en julio y otra en otoño, en las cuales se solicitaron medidas restrictivas a la importación de lana con el fin de mejorar el aprovechamiento interior y la exportación. También se ordena el rearme naval del reino y se establece la unificación de las medidas, siendo utilizadas las abulenses para el pan, la sal, las legumbres y todas las otras cosas que se hubiesen de vender y medir en fanega y celemín, y las medidas de vino toledanas para la miel y los otros productos que por ellas se pudiesen medir.
Según la bula del Papa Clemente VII, para el Hospital, en 1443, la villa de Madrigal estaba considerada, por su situación, número de habitantes y fertilidad, como una de las más insignes de los reinos de Castilla y León.
Al morir doña María de Aragón en 1445, y a pesar de las fuertes reticencias del rey, que quería una esposa francesa, don Álvaro de Luna, el Condestable de Castilla, le convenció para que desposara a doña Isabel de Portugal. Después de obtener la necesaria dispensa papal, se firmó el tratado de matrimonio el 9 de octubre de 1446 y por fin, con poco boato, se celebraron en la iglesia de San Nicolás de Bari de Madrigal los esponsales de los reyes el día 22 de julio de 1447.
Fruto del regio matrimonio es el nacimiento, en el palacio de Juan 11, el 22 de abril de 145 1, de Isabel la Católica.
Durante sus primeros años, la Reina de la Hispanidad pasa largas temporadas entre Madrigal y Arévalo. Su padre, que se vio obligado a moverse constantemente por las presiones de los Infantes de Aragón, era un gran aficionado a la lidia de toros bravos, celebrando muchas corridas en Madrigal. Allí, adosados al palacio, mandó construir toriles y una gran plaza en el Pradillo, donde hay quien dice que estoqueó, él mismo, a un toro. A Juan II, muerto el 21 de julio del 1454, le sucedió su hijo Enrique IV, quien, dedicado a diversiones y manejado por el marqués de Villena, despreció a su madre y hermanos. Mientras su progenitora residía en Arévalo, Isabel vivió en Madrigal, donde rechazó la oferta de su hermano de casarla con el anciano rey de Portugal. Allí también despreció, con magnífica sutileza, la oferta de matrimonio del duque de Guyena, hermano del rey de Francia.
Casada con Fernando de Aragón, y una vez coronada reina de Castilla, tras la muerte de su hermano y el desprecio a su sobrina, convocan Cortes en Madrigal, en el año 1476, en las que se reforma la Santa Hermandad, origen de la actual Guardia Civil, se promulgan leyes contra los judíos, en particular las que prohibían la usura y obligaban al uso de la estrella de David en las ropas y en las rejas de las casas, y su primogénita Isabel es jurada como heredera al trono.
A partir de este momento la villa pierde su ambiente cortesano para transformarse en foco de cultura y recogim de las más importantes figuras del momento, siendo otorgado por el rey Felipe IV, para su escudo, el título: "La muy noble, real y coronada villa".
En el año 1500 nació en Madrigal el gran cardenal e inquisidor Gaspar de Quiroga, y allí falleció, en el convento de losconvento de los ermitaños de san Agustín, el 23 de agosto de 1591, fray Luis de León. Con él murió el siglo XVI y el esplendor de Madrigal, pero todavía por sus calles se puede sentir la historia de ese pasado, como si un pícaro fuera a salir de algún rincón o un hidalgo de un palacio.
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