CONSISTORIO CON VINO PROPIO
La serie "Ysabel" y la última edición de Las Edades del Hombre en Arévalo han conseguido atraer miles de turistas hasta Madrigal de las Altas Torres (Avila). Algo que los indudables atractivos históricos y monumentales no habían logrado hasta la fecha para una de las localidades más interesantes de Castilla y León.
A todo ello, la patria chica de Isabel la Católica añade ahora un reclamo más para completar una interesantísma oferta cultural. Se trata del primer vino municipal que se elabora en España, complementado con un recorrido por una parte de las bodegas que horadan buena parte del subsuelo de esta villa.
Se trata de un verdejo que se elabora bajo la DO Rueda y que cuenta por el momento con dos marcas: Cuna de Ysabel y Don Vasco.
El proyecto arrancó en el año 2007 con el proceso de recuperación de unos viñedos de propiedad municipal situados en la zona de las Matillas, a unos seis kilómetros de Madrigal, tal y como explica el alcalde de esta localidad de unos 1.600 habitantes, Rufino Rodríguez Domínguez.
Una vez dados los primero pasos, el proceso de producción de este verdejo amparado por la DO Rueda arrancó hace tres años, si bien su transformación se realiza en la bodega Copaboca, situada en el municipio vallisoletano de Torrecilla de la Abadesa.
La evolución lenta, pero segura, de estos vinos ha propiciado que hayan obtenido una buena calificación por parte de la conocida Guía Peñín. Algo de lo que el regidor madrigaleño se muestra orgulloso, mientras transita entre las viñas durante una gélida mañana de otoño en la que la niebla ha propiciado una espectacular cencellada que cubre las cepas con un llamativo manto blanco.
Mientras pasea, muestra las dos zonas en las que se divide el terreno. En una parte se encuentran las 17,5 hectáreas que acogen las viñas con espalderas, de las que sale el verdejo Cuna de Ysabel, y en las otra figura las 12,5 hectáreas en las que se produce el vino Don Vasco, procedente de las viñas más antiguas y en forma de vaso.
En el primero de los casos se trata de un vino afrutado, equlibrado, ligero y facil de beber. Al igual que el Don Vasco, tiene 12,5 grados, pero en este segundo caso se trata de un vino con más estgructura y cuerpo, aunque igual de rico en aromas y matices. "Es algo más herbaceo" apunta el alcalde, quien señala que su comercialización se restringe, por el momento, a la provincia de Avila y a las vecinas comunidades de Madrid, Castilla La Mancha y Valencia.
Aunque no está lejos la apuesta por el exterior, por el momento el mercado es nacional, ya que la produccción aún no es demasiado elevada. En la última campaña se alcanzaron los 85.000 kilos de uva, un 8% más que el año anterior, tal y como viene sucediendo desde que comenzó a nadar este proyecto municipal. En total, se comercializarán unas 75.000 botellas a un precio por unidad que oscila entre los 3,50€ del Cuna de Ysabel y los 5,50€ del Don Vasco.
Rufino Rodríguez se muestra satisfecho de esta iniciativa que, aunque aún no genera beneficios económicos, ya que ha habido que que realizar inversiones para que arrancara, si ha propiciado beneficios sociales, gracias a la generación de empleo en una zona que lo necesita.
Durante cerca de medio año, entre cuatro y cinco trabajadores se encargan del cuidado de los viñedos, mientras que una veintena de personas participa durante la época de la vendimia.
El alcalde de Madrigal, igual que figura en las etiquetas de ambos vinos, recuerda que la tradicción enológica de la zona no nace ahora, ya que a lo largo de su historia el municipio ha estado ligado a este mundo, tal y como aparece reflejado en libros de clásicos de la lengua castellana como Cervantes, en el Licenciado vidriera, o Fernando de Rojas, en la Celestina, entre otro.
Una prueba de esa tradicción aparece en el subsuelo de esta villa, repleta de bodegas, algunas de las cuales podrían remontarse a los siglos XIII o XIV, atendiendo a su sistema constructivo, similar al empleado a las murallas mudéjares en Madrigal.
Aprovechando esta riqueza y teniendo en cuenta el deterioro que sufria la conocida como Bodega del Convento de San Agustín, el consistorio inició hace un año y medio su recuperación.
Pasear por el interios de sus pasillos y cañones resulta todsa una experiencia que en los ultimos meses han vivido miles de turistas que han visitado esta villa, gracias a la celebración de las Edades del Hombre.
La mayor parte de esta bodega data de principios del siglo XVIII - en torno a 1730 - aunque también tiene una zona más antigua, que según el alcalde podría remontarse cuatro siglos más atrás.
Situada en la Plaza Lagares, el acceso a la bodega se realiza a partir de un largo y empinado pasillo de tres metros de altura por casi uno de anchura, que no sólo era utilizado poor las personas, sino probablemente por la caballeria, para aliviar el esfuerzo que debian realizar los hombres para extraer el vino del interior.
El pasillo desemboca en uno de los tres cañones que albergabann el vino que se elaboraba en aquella época. Así, se pueden observar tanto los respiraderos, como los conductos por los que circula el vino.
En total, en torno a 300 metros cuadrados que han sido recuperados para los madrigaleños y para el público, ya que se verá sorprendido por esta oferta que puede contribuir a rematar una interesante jornada centrada en la historia, la cultura y el vino
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