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30 oct 2013

La serie a debate. ¿Cómo de real es 'Isabel'?

A fondo

La serie a debate. ¿Cómo de real es 'Isabel'?

Julián Díez - XL Semanal
'Isabel', la serie de moda, reconstruye uno de los periodos decisivos de la historia de España a partir de su protagonista. La producción, a la que no le faltan licencias narrativas, ha generado más de una polémica. Pero ¿hasta qué punto son relevantes las inexactitudes que se le achacan? Las analizamos.
 



Ni leyenda rosa ni leyenda negra. «Isabel no ha mostrado ni el romance edulcorado que se nos ha vendido siempre sobre los reyes católicos ni tampoco la visión cruel que de ellos tenían sus enemigos».

El autor de la frase es el historiador Ricardo Guerra, especialista en la figura isabelina y cronista oficial de Arévalo (Ávila), donde la futura reina pasó su infancia y su juventud. Guerra es uno de los expertos más satisfechos con el resultado de Isabel. Igual que él, otros especialistas en este periodo han quedado sorprendidos del rigor histórico de la serie, aunque no escatiman pegas. Dos son las fundamentales: que la serie se permite excesivas licencias narrativas en el retrato de los personajes y que contiene algunos errores.

De estos fallos, los foros de Internet se han hecho eco de forma reiterada: en ellos se ha criticado el uso de condecoraciones que no corresponden a las que pueden lucir los personajes, la edad de Isabel cuando es separada de su madre solo tenía siete años en la realidad, la cicatriz que un personaje muestra explicando que se la hizo en guerra contra los musulmanes, cuando en esos años no hubo conflictos fronterizos; o las rúbricas con las que firman los personajes: se ha visto a Isabel y a Fernando firmando con su nombre, cuando la costumbre entonces era hacerlo con el cargo: el rey, la princesa...

Pero no son esos detalles ni el retrato que se hace de sus protagonistas los que han levantado suspicacias, sino que la serie se presente como representativa del proceso de unificación española, lo que en el momento político actual es fuente de polémicas. El Ayuntamiento de Barcelona negó el permiso para rodar en el Museo de Historia de la ciudad debido al «desencuentro entre la esencia de rigor histórico del museo y la difusa línea entre realidad y ficción de la serie», según una declaración inicial que después debió matizar. Los capítulos de la tercera temporada que estaba previsto que se filmaran allí, se van a rodar en Plasencia (Cáceres).

Óscar Villaroel, el profesor de Historia Medieval de la Universidad Complutense, no duda en calificar de «error» la decisión de Barcelona. Aunque concede que el fallo de Isabel «es presentar los hechos como lo que no son: la creación de España. Los catalanes se pueden sentir menospreciados porque la serie se centra en la parte castellana». Pero, y en esto están de acuerdo todos los expertos, la serie se llama Isabel y no pretende ser una lección de historia. Su director, Jordi Frades, insiste en que Isabel «es una historia ficticia, no un documental», si bien han procurado que los elementos inventados se reduzcan «a lo que ocurre tras las puertas, en las alcobas».

La sensación general es positiva. «La ambientación es muy correcta y los detalles que se les han escapado no generan confusión en el público», explica David García, que trabaja en el Palacio Testamental de Medina del Campo (Valladolid), donde murió Isabel y que fue la residencia en la que pasó más temporadas; escenario, por tanto, de varias secuencias. Precisamente, la mención de los escenarios donde se rueda y desarrolla la serie es valiosísima para esas localidades, que han visto crecer el turismo gracias al empuje de Isabel. Pero, curiosamente, también ha levantado suspicacias. Como en Madrigal de las Altas Torres, la localidad natal de Isabel, donde esperan que en la serie se les reconozca alguno de los méritos en la historia isabelina que continuamente recaen en la vecina Arévalo.

ISABEL DE CASTILLA: La reina
La elección de Michelle Jenner para interpretar a la reina Isabel levantó suspicacias, pero los expertos se han rendido a la evidencia. «Acaba con la leyenda de Isabel como una mujer fea y sucia, que no se cambiaba de camisa. Eso no es histórico», explica el especialista en la figura de Isabel e historiador Ricardo Guerra. Según la documentación de la época, Isabel era rubia y tenía los ojos azules y, si no tan bella como la actriz, sí se la describe como «agraciada». Guerra considera también un acierto que se destaque que era una mujer muy religiosa, «lo cual quizá no resulte del gusto actual, pero que es decisivo». Una pega: al personaje le falta cierta dureza.
Todos los hombres... y mujeres de 'Isabel'

-FERNANDO: El rey infiel
Sin entrar a valorar el trabajo de Rodolfo Sancho, elegir al actor madrileño para dar vida al rey fue una de las decisiones de casting más arriesgadas de la serie, porque Fernando era un año menor que Isabel, mientras Sancho es once mayor que Jenner... y lo parece. Sin embargo, la fuerte personalidad del actor se adapta bien al personaje, explica el especialista isabelino Ricardo Guerra: «Fernando era un tipo tremendo, un volcán de vitalidad tanto en lo personal como en lo político». No se han escatimado en la serie los detalles de su agitada vida extramatrimonial, incluyendo sus hijos bastardos (uno a los 17 años, antes de casarse con Isabel), ni esa astucia que, según algunos expertos, lo convirtió en el modelo de Maquiavelo para El príncipe. A diferencia de otros monarcas de la época, Fernando fue un hombre de acción más próximo a los reyes medievales que a los renacentistas. Se le puede poner un pero: el aspecto físico de Sancho y Fernando no puede ser más diferente.

-CARDENAL ALONSO CARRILLO: Jugador a dos bandas
La personalidad intrigante y conspiradora que retrata con su interpretación Pedro Casablanc se corresponde, sin duda, con la trayectoria del obispo Carrillo, que cambió de bando en distintas ocasiones con tal de colocarse en la posición de mayor influencia posible. Al margen de los aspectos puramente políticos, se jactaba de ser un hombre extremadamente celoso de las normas eclesiásticas, algo que el personaje de la serie da de lado desde el primer capítulo, cuando queda de manifiesto que no cumple con el celibato.

-BEATRIZ DE BOBADILLA: La amiga del alma
«Es el personaje por el que más nos preguntan los visitantes ahora», explican en Medina del Campo. De la amiga de Isabel hay pocas referencias históricas, pero se ha hecho popular por el carácter cercano que le ha dado Ainhoa Santamaría y por su origen modesto. Aunque, en rigor, su padre fuera un hombre de alcurnia.

-GONZALO CHACÓN: El mayordomo honrado
Mayordomo y tesorero de Isabel y de su hermano Alfonso durante su encierro en Arévalo (Ávila), la reina le otorgó diversos cargos y distinciones nobiliarias en agradecimiento. Sin embargo, no está claro que el personaje al que interpreta Ramón Madaula ejerciera el papel casi paternal que la serie le atribuye. Los especialistas apuntan que Isabel tenía en la corte, en puestos cercanos y de poder, a figuras que tendrían más ascendiente sobre ella que Chacón. Y aunque era un hombre de letras, tampoco está claro que firmara los trabajos que se le adjudican.

-MULEY HACEN: El emir apasionado
El penúltimo emir de Granada tuvo, como se ve en la serie, un tórrido romance con la cautiva cristiana Isabel de Solís, luego convertida al islam con el nombre de Zoraida. Sin embargo, las fechas no corresponden con las narradas en los recientes capítulos, ya que se conocieron anteriormente. Ese amor de Muley Hacén (en el centro, interpretado por Roberto Enríquez) generó una guerra civil de la que su hijo Boabdil (izquierda) resultaría vencedor, pero que debilitaría su reino para facilitar la conquista castellana. Por lo demás, la realidad del personaje está algo edulcorada para adaptarla a este relato romántico.

-JUANA LA BELTRANEJA: La heredera sin reino
Hija del rey Enrique IV y, por tanto, teórica heredera al trono, recibió el mote de la Beltraneja por parte de los partidarios de Isabel. El sobrenombre venía a indicar que Juana que era hija de Beltrán de la Cueva, valido del rey Enrique, puesto que al monarca se lo acusaba de impotencia o de homosexualidad. La serie 'compra' esa versión, aunque los historiadores tienen dudas acerca de ella: es posible que Enrique solo fuera un hombre retraído que sufría un trastorno bipolar. Pero Juana (Carmen Sánchez) sería su hija y, en rigor, la heredera al trono antes que su tía Isabel, lo que motivó la guerra retratada en esta segunda temporada.

DIEGO PACHECO: Villano como su padre
-El Juan Pacheco al que interpretó Ginés García Millán en la primera temporada fue un villano formidable, pero su muerte en la época en que acababa la trama hacía imposible su continuidad. El relevo lo ha tomado su hijo Diego (Javier Rey), que llegó a ser capitán en la toma de Granada, pero al que se ha dado una importancia mayor de la que tuvo en realidad. Que el hijo no tuvo tanta relevancia como su padre lo demuestra que no se conserven ni bustos ni retratos de él. El de la imagen es de su padre.El retrato del cardenal Mendoza (Andrés Herrera), que fue de facto el 'tercer rey' de España en la época de los Reyes Católicos, resulta algo dulce en la serie, pues cambió de bando con tanta frecuencia como archienemigo Carrillo, y ejerció su poder para favorecer a su familia. Fue, eso sí, un gran militar, un hombre culto y un mecenas generoso.


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