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28 abr 2013

Historia, artesanías, gastronomía, arte y escenarios naturales ofrece la Ruta Don Vasco



Historia, artesanías, gastronomía, arte y escenarios naturales ofrece la Ruta Don Vasco


Alejandra Tapia   Domingo 21 de Abril de 2013   Morelia, Michoacán.- La historia y presencia de Vasco de Quiroga, conocido como Tata Vasco, durante el siglo XVI en Michoacán, ha marcado a las regiones donde realizó sus labores eclesiásticas y hoy es posible recorrerlas para apreciar el arte, la gastronomía, las artesanías y los escenarios naturales, que ofrecen la región lacustre y parte de la meseta purépecha.

La Ruta Don Vasco toma su nombre del mencionado evangelizador y es una red de circuitos turísticos que incluye los dos pueblos mágicos, Pátzcuaro y Tzintzuntzan, así como Ihuatzio, Santa Fe de la Laguna, Erongarícuaro, Uruapan, Angahuan, Nurio, Cocucho, Zacán, Charapan, Pomacuarán, San Juan Parangaricutiro y Patamban, todos asentamientos indígenas.

En 1531el magistrado Vasco de Quiroga desembarcó en México proveniente de España, al ver las condiciones en la que la mayoría de los pueblos indígenas vivían, decidió convertirse en sacerdote de almas y cuerpos, para dar cauce a sus ideas evangélicas, que recuperaban los planteamientos principales de Tomás Moro, que se centraban en impulsar la organización de una sociedad ideal.

La visión de este personaje le llevó a defender a los pueblos originarios y a fundar el pueblo hospital de Santa Fe de la Laguna, ubicado a 27 kilómetros de Pátzcuaro. Esta forma de organización social tiene su antecedente en el hospital de indios, denominado Huatápera, establecido por el fraile franciscano Juan de San Miguel.

En la Huatápera, los roles sociales se repartían en función del género y las habilidades de cada persona, el trabajo se repartía entre todos, y si existían excedentes, se reservaban para el amparo del hospital a huérfanos, pupilos, viudas, viejos e inválidos. Actualmente, las Huatáperas continúan siendo en muchos casos, los centros de reunión de la comunidad.

En estos pueblos hospitales, además de evangelizar a los indígenas, se enseñó a éstos a perfeccionar las tareas propias de su supervivencia en profesiones, a través de la especialización, se fomentó el comercio y el intercambio, lo cual se refleja hasta ahora en la variedad de artesanías que ofrece toda la región.

Los pueblos purépechas ya trabajaban el barro, la madera, el metal y los textiles, y se convirtieron en cortadores y labradores de madera y trojeros, así como lauderos. Del corte y labranza de canteras, tezontle y piedra elaboraban bellas piezas de ornamento, también se volvieron expertos en el tejido y bordado de fibras diversas, así como en orfebrería, alfarería y herrería.

A lo largo de la Ruta Don Vasco se pueden degustar deliciosos platillos típicos, elaborados con productos de cada poblado, que representan no sólo un alimento, sino la relación de los hombres y mujeres con su entorno. Siguiendo el ritmo de las estaciones del año y nutridas con lo que la tierra y el agua les ofrece, las comidas tradicionales incluyen quelites, flores de calabaza, quesos, dulces, sopas, verduras, carnes y pescado blanco guisados en ollas de barro sobre grandes fogones.

Corundas, pollo placero, pozole blanco o rojo, quesadillas, uchepos y churipo engalanan las mesas de los comensales de cualquier cocina, y se acompañan de atole blanco o aguas frescas elaboradas con frutas de la estación y buñuelos rociados con miel de piloncillo.

Además de la riqueza gastronómica, las iglesias, los edificios y los basamentos prehispánicos se suman a las maravillas de esta ruta; en Pátzcuaro, por ejemplo, la Basílica de Nuestra Señora de la Salud, el Sagrario, el Templo y Ex Colegio de la Compañía de Jesús y la Casa de los Once Patios, entre otros inmuebles, reflejan siglos de historia.

En cada poblado existen capillas, iglesias y conventos, con majestuosos y detallados artesonados, esculturas o pinturas, que ilustran momentos clave del catolicismo y son parte del desarrollo de esta fe en la entidad, además, muestran la conjunción de la forma indígena de percibir el mundo, con la visión católica de éste.

Por su parte, Tzintzunzan cuenta con la zona arqueológica ubicada en la ladera del cerro Yahuarato, conocida como yácatas, término que se aplica a las estructuras de planta mixta rectangular-circular.

Este sitio fue la última capital del imperio purépecha y el asentamiento se componía de tres conjuntos, conocidos como la Gran Plataforma, el Barrio de San Pablo y el Barrio de Santa Ana. El primer conjunto cuenta con un centro ceremonial y cinco yácatas que eran la base de los templos dedicados a la adoración de los dioses principales del pueblo tarasco.

Importantes son también las riquezas naturales acompañan cualquier recorrido, pues bosques, barrancas, cascadas, montañas, reservas naturales y cuerpos de agua se observarán en toda la Ruta Don Vasco, como el Parque Nacional de Uruapan, el volcán Paricutín, el Centro Ecoturístico Pantzingo y el Lago de Pátzcuaro.

Distancias y tiempos aproximados de recorridos desde la capital del estado
A Pátzcuaro, 55 kilómetros. Cuarenta minutos. Carretera federal 14, pasar entronque Las Trojes.
A Santa Fe de la Laguna, 45 kilómetros. 40 minutos.
A Tzintzuntzan, 50 kilómetros. 47 minutos.
A Uruapan, 100 kilómetros. Una hora, 30 minutos. Carretera federal 14 y autopista 37.
A Angahuan, 105 kilómetros. Una hora 50 minutos.
A Charapan, 157 kilómetros. Dos horas, diez minutos.



http://www.cambiodemichoacan.com.mx/nota-196527

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