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26 Abril 2013
Madrigal de las Altas TorresHERMANAMIENTO CON EL CAPÍTULO DE NOBLES CABALLEROS Y DAMAS DE LA REINA ISABEL LA CATÓLICA
Para los Caballeros de Guadalupe es todo un honor y deber histórico, desandar el camino que inició en 1451 nuestra augusta y santa soberana, Isabel La Católica, peregrina y ferviente devota de Santa María de Guadalupe y que vosotros, como fieles vasallos, habéis continuado llevando un busto hasta su "Paraiso", que así le gustaba a ella llamar a ese Santuario Nacional, símbolo y gloria de la unidad de España.
Y como la historia, a veces, resulta machacona, ha querido que nuestro encuentro y hermanamiento, tuviera lugar es este mes de abril, en el que brotan los rebaños y se abren flores mil, fecundo para la historia de España y los países hermanos del Nuevo Mundo, pues procedente de Medina y en ruta hacia Córdoba, nuestros Reyes Católicos, pasaron por Guadalupe en 1486, para celebrar el triduo sacro de Semana Santa durante los días 20 al 23. Visita de gran importancia, porque tras la corte, llegó a la santa casa, el navegante Cristóbal Colón, para implorar a la Estrella de los mares y protectora de los navegantes, su intercesión y la ayuda de la corona para su empresa descubridora.
También, el 21 de abril de este mismo año, se forjaron los derechos de nuestra Edad Moderna, con la famosa Sentencia Arbitral de Guadalupe, firmada por el propio Fernando El Católico, con la que se puso fin al dominio feudal de la tierra, extinguiéndose los llamados "malos usos", recuperando así, la dignidad los payeses catalanes.
Otro abril, en este caso el 30 de 1492, los Reyes Católicos conseguida ya la unidad de España, les urge poner en marcha la gesta descubridora, por la que envían dos Reales Provisiones dirigidas a los vecinos de Palos para que entreguen a Cristóbal Colón dos Carabelas, escritas desde Granada y ratificadas con otras dos sobrecartas desde Guadalupe. Ella fue el alma del Descubrimiento y una acérrima defensora de los derechos de los indios.
En Abril de 1502, sería también, la última vez que la soberana de Castilla peregrinó hasta su "Paraiso" como gustaba llamar a Guadalupe, procedente de Andalucía camino de Toledo donde iban a celebrar cortes. En el ocaso de su vida, seguramente se encomendó a Nuestra Señora de las Villuercas, como lo había hecho en todas sus decisiones de estado, así como en sus postreras horas, donde dejó de manifiesto, en la última cláusula de su testamento, su amor incondicional y devoción predilecta, ordenando que se guarde el original en el Real Monasterio de Guadalupe, como fiel custodio de la mejor herencia dejada a España por esta gran reina, cuyo legado documental sobrepasa los ciento cincuenta documentos, algunos tan importantes, como la carta en la que comunica al prior de Guadalupe, la conquista de Granada o la que pide a la Comunidad Jerónima le envíe viandas y frutas frescas para su Rey, Fernando El Católico, quien había sufrido un atentado en Barcelona.
Pero aún, siendo éstos, suficientes lazos de unión para llevar a cabo nuestro hermanamiento, no son los únicos, pues como sabéis los Caballeros de Guadalupe, desde 1929, meses después de que fuera coronada canónicamente Santa María de Guadalupe, como Hispaniarum Regina, el 12 de octubre de 1928, por el cardenal Segura, arzobispo de Toledo, primado de España, legado especial de Su Santidad Pío XI y por el rey Alfonso XIII, celebran todos los años el aniversario de su coronación y Jornadas de Hispanidad en torno al 12 de octubre, cuya Fiesta de la Hispanidad ha sido declarada en 2007, fiesta de interés turístico de Extremadura.
De antiguo le viene esta realidad a la Señora de Extremadura por la influencia que su advocación tuvo y tiene en sus relaciones con América y con los hechos fundamentales que integran el concepto de Hispanidad: descubrimiento, conquista, culturización y Evangelización del Nuevo Mundo.
Aunque el concepto de la Hispanidad sea recientemente moderno (Zacarías de Vizcarra. Argentina, 1926), su embrión está en esa unidad de España que forjaron los Reyes Católicos y en la posterior creación de los países hermanos de Hispanoamérica, como el mejor blasón del Reino de Castilla y por ende, de su soberana, la reina Católica, que posibilitó el descubrimiento, conquista y evangelización.
Por tal motivo, animo a la Academia de la Hispanidad, sección cultural del Capítulo de Nobles Caballeros y Damas de la Reina Isabel La Católica a que promuevan y divulguen los derechos históricos que le corresponden a Santa María de Guadalupe, como reina de la Hispanidad, basados en los siguientes hechos:
- La condición colombina de Guadalupe, por las visitas que, durante los años 1486-1496, realizó Cristóbal Colón a Nuestra Señora.
- La firma en Guadalupe por los Reyes Católicos de las dos sobrecartas, dirigidas a Juan de Peñalosa, 20 de junio de 1492.
- El voto hecho en alta mar el 14 de febrero de 1493, al regreso del primer viaje, en cuyo cumplimiento, vino Colón a Guadalupe como romero a dar gracias a Nuestra Señora por el descubrimiento.
- La imposición del nombre de Guadalupe a la isla Turuqueira, en las Antillas Menores, el 4 de noviembre de 1493.
- El Bautizo en la basílica de Guadalupe, de los indios Cristóbal y Pedro, criados de Cristóbal Colón, el 29 de julio de 1496, en la pila bautismal de América.
- Las íntimas relaciones que mantuvieron con el Santuario de Guadalupe, los conquistadores, evangelizadores, colonizadores e indianos del Nuevo Mundo.
- La importancia que Guadalupe tuvo en América como principal signo de Evangelización, tal como ha reconocido la propia UNESCO.
- Los santuarios, ermitas y altares alzados en toda América a Nuestra Señora de Guadalupe de Extremadura.
- La abundante toponimia guadalupense en el Nuevo Mundo, como prueba de la sentida devoción a la Morena de las Villuercas.
- Los testimonios devocionales e históricos recogidos en códices, legajos, crónicas e historia, como el mejor cordón umbilical entre Guadalupe y el Nuevo Mundo.
- El hecho y fenómeno guadalupano del Tepeyac, en México, tan unido al santuario extremeño de Guadalupe.
Por todo ello, termino implorando a Santa María de Guadalupe, para que nos siga dando fuerzas para seguir proclamando, como fieles siervos, su bendito nombre.
Y a nuestra reina, Isabel La Católica, ungida por celestial Providencia, darle las gracias, por habernos convocado en esta tierra que la vio nacer.
Florencio Álvarez Álvarez,
Presidente.
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26 Abril 2013
Madrigal de las Altas TorresHERMANAMIENTO CON EL CAPÍTULO DE NOBLES CABALLEROS Y DAMAS DE LA REINA ISABEL LA CATÓLICA
Y como la historia, a veces, resulta machacona, ha querido que nuestro encuentro y hermanamiento, tuviera lugar es este mes de abril, en el que brotan los rebaños y se abren flores mil, fecundo para la historia de España y los países hermanos del Nuevo Mundo, pues procedente de Medina y en ruta hacia Córdoba, nuestros Reyes Católicos, pasaron por Guadalupe en 1486, para celebrar el triduo sacro de Semana Santa durante los días 20 al 23. Visita de gran importancia, porque tras la corte, llegó a la santa casa, el navegante Cristóbal Colón, para implorar a la Estrella de los mares y protectora de los navegantes, su intercesión y la ayuda de la corona para su empresa descubridora.
También, el 21 de abril de este mismo año, se forjaron los derechos de nuestra Edad Moderna, con la famosa Sentencia Arbitral de Guadalupe, firmada por el propio Fernando El Católico, con la que se puso fin al dominio feudal de la tierra, extinguiéndose los llamados "malos usos", recuperando así, la dignidad los payeses catalanes.
Otro abril, en este caso el 30 de 1492, los Reyes Católicos conseguida ya la unidad de España, les urge poner en marcha la gesta descubridora, por la que envían dos Reales Provisiones dirigidas a los vecinos de Palos para que entreguen a Cristóbal Colón dos Carabelas, escritas desde Granada y ratificadas con otras dos sobrecartas desde Guadalupe. Ella fue el alma del Descubrimiento y una acérrima defensora de los derechos de los indios.
En Abril de 1502, sería también, la última vez que la soberana de Castilla peregrinó hasta su "Paraiso" como gustaba llamar a Guadalupe, procedente de Andalucía camino de Toledo donde iban a celebrar cortes. En el ocaso de su vida, seguramente se encomendó a Nuestra Señora de las Villuercas, como lo había hecho en todas sus decisiones de estado, así como en sus postreras horas, donde dejó de manifiesto, en la última cláusula de su testamento, su amor incondicional y devoción predilecta, ordenando que se guarde el original en el Real Monasterio de Guadalupe, como fiel custodio de la mejor herencia dejada a España por esta gran reina, cuyo legado documental sobrepasa los ciento cincuenta documentos, algunos tan importantes, como la carta en la que comunica al prior de Guadalupe, la conquista de Granada o la que pide a la Comunidad Jerónima le envíe viandas y frutas frescas para su Rey, Fernando El Católico, quien había sufrido un atentado en Barcelona.
Pero aún, siendo éstos, suficientes lazos de unión para llevar a cabo nuestro hermanamiento, no son los únicos, pues como sabéis los Caballeros de Guadalupe, desde 1929, meses después de que fuera coronada canónicamente Santa María de Guadalupe, como Hispaniarum Regina, el 12 de octubre de 1928, por el cardenal Segura, arzobispo de Toledo, primado de España, legado especial de Su Santidad Pío XI y por el rey Alfonso XIII, celebran todos los años el aniversario de su coronación y Jornadas de Hispanidad en torno al 12 de octubre, cuya Fiesta de la Hispanidad ha sido declarada en 2007, fiesta de interés turístico de Extremadura.
De antiguo le viene esta realidad a la Señora de Extremadura por la influencia que su advocación tuvo y tiene en sus relaciones con América y con los hechos fundamentales que integran el concepto de Hispanidad: descubrimiento, conquista, culturización y Evangelización del Nuevo Mundo.
Aunque el concepto de la Hispanidad sea recientemente moderno (Zacarías de Vizcarra. Argentina, 1926), su embrión está en esa unidad de España que forjaron los Reyes Católicos y en la posterior creación de los países hermanos de Hispanoamérica, como el mejor blasón del Reino de Castilla y por ende, de su soberana, la reina Católica, que posibilitó el descubrimiento, conquista y evangelización.
Por tal motivo, animo a la Academia de la Hispanidad, sección cultural del Capítulo de Nobles Caballeros y Damas de la Reina Isabel La Católica a que promuevan y divulguen los derechos históricos que le corresponden a Santa María de Guadalupe, como reina de la Hispanidad, basados en los siguientes hechos:
- La condición colombina de Guadalupe, por las visitas que, durante los años 1486-1496, realizó Cristóbal Colón a Nuestra Señora.
- La firma en Guadalupe por los Reyes Católicos de las dos sobrecartas, dirigidas a Juan de Peñalosa, 20 de junio de 1492.
- El voto hecho en alta mar el 14 de febrero de 1493, al regreso del primer viaje, en cuyo cumplimiento, vino Colón a Guadalupe como romero a dar gracias a Nuestra Señora por el descubrimiento.
- La imposición del nombre de Guadalupe a la isla Turuqueira, en las Antillas Menores, el 4 de noviembre de 1493.
- El Bautizo en la basílica de Guadalupe, de los indios Cristóbal y Pedro, criados de Cristóbal Colón, el 29 de julio de 1496, en la pila bautismal de América.
- Las íntimas relaciones que mantuvieron con el Santuario de Guadalupe, los conquistadores, evangelizadores, colonizadores e indianos del Nuevo Mundo.
- La importancia que Guadalupe tuvo en América como principal signo de Evangelización, tal como ha reconocido la propia UNESCO.
- Los santuarios, ermitas y altares alzados en toda América a Nuestra Señora de Guadalupe de Extremadura.
- La abundante toponimia guadalupense en el Nuevo Mundo, como prueba de la sentida devoción a la Morena de las Villuercas.
- Los testimonios devocionales e históricos recogidos en códices, legajos, crónicas e historia, como el mejor cordón umbilical entre Guadalupe y el Nuevo Mundo.
- El hecho y fenómeno guadalupano del Tepeyac, en México, tan unido al santuario extremeño de Guadalupe.
Por todo ello, termino implorando a Santa María de Guadalupe, para que nos siga dando fuerzas para seguir proclamando, como fieles siervos, su bendito nombre.
Y a nuestra reina, Isabel La Católica, ungida por celestial Providencia, darle las gracias, por habernos convocado en esta tierra que la vio nacer.
Florencio Álvarez Álvarez,
Presidente.
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