La Virgen de las Angustias de Arévalo (Ávila) recibe la medalla de Isabel la Católica

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La Virgen de las Angustias de Arévalo (Ávila) recibe la medalla de Isabel la Católica

Monseñor Luis Argüello entrega la Medalla de Isabel La Católica a la Virgen de las Angustias de Arévalo

Monseñor Luis Argüello entrega la Medalla de Isabel La Católica a la Virgen de las Angustias de Arévalo Gonzalo G. de Vega/Diócesis de Ávila Gonzalo G. de Vega/Diócesis de Ávila

El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, impuso la medalla de Isabel la Católica a la Virgen de las Angustias, patrona de la localidad abulense de Arévalo, acompañado del obispo de la Diócesis, Jesús Rico, y el párroco del municipio, Sebastián Gil.

Se trata de una concesión anunciada previamente por la Comisión de Isabel la Católica, que se encarga de la causa de beatificación de la reina de Castilla, y que depende del Arzobispado de Valladolid. Una distinción que se otorga a la Virgen como reconocimiento al lugar donde nació la gran devoción que la monarca tuvo hacia ella en toda su infancia, y que luego llevó a otros lugares del sur de España.

Isabel la Católica es natural de Madrigal de las Altas Torres, localidad también de Ávila, muy cercana a Arévalo. Sin embargo, por avatares de la vida, hubo de trasladarse a esta antigua villa morañega junto a su madre Isabel de Portugal y su hermano Alfonso. Arévalo era entonces señorío de la reina viuda junto a Madrigal, Olmedo y Soria, según dispuso en su testamento el rey Juan II. Fue en aquel tiempo de su estancia y vida en esta localidad cuando las personas de la corte, fervorosos cristianos, la enseñaron a rezar y venerar a una Virgen Dolorosa que estaba en el convento de la Santísima Trinidad. Virgen a quien las gentes de la villa de Arévalo la nombraban popularmente como Virgen de las Angustias.

Esta faceta espiritual de Isabel, que prendió en ella de niña, fue cultivada durante toda su vida. Por eso, actualmente, cuando su proceso de beatificación está avanzado, tiene aún mucho más valor afectivo y espiritual. Esa devoción que mostró la reina hacia esta advocación mariana permaneció después durante toda su vida y a lo largo de su reinado, llevándola consigo a numerosas ciudades durante la reconquista.

Ejemplo especial es el de Granada, cuya toma celebró la monarca de origen abulense en 1492, y que tiene como patrona a la Virgen de las Angustias. Entre los objetos personales y de culto privado de la Reina Isabel de Castilla, había un cuadro de su pintor de cámara Pedro Chacón que representaba a la Virgen María en su Quinta Angustia, es decir, recibiendo el cuerpo muerto de su hijo tras su muerte en la cruz, informa Ical.

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