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25 nov 2017

Isabel La Católica, la dama de hierro del siglo XV

LITERATURA


Isabel La Católica, la dama de hierro del siglo XV


El hispanista Giles Tremlett publica una biografía sobre la reina de Castilla con la que refuta la célebre leyenda negra

Cuentan los historiadores que cuando Isabel La Católica recibió la noticia de la muerte de su hermanastro Enrique IV, se enfundó una ostentosa vestimenta haciendo gala de su poder, salió a las calles de Segovia y se autoproclamó reina de Castilla. No fue hasta días después cuando se la pudo ver llorando la muerte del rey. Comenzó así leyenda de una de las mujeres más relevantes de la historia de Europa.
La Reina Isabel aprendió de Enrique IV, al que se consideraba un rey débil, cómo no debía ejercer su poder. Y no sólo sobre sus territorios, sino también sobre su propia vida y existencia. Fue idea de la propia Isabel el contraer matrimonio con Fernando II de Aragón, ejecutando con maestría un movimiento de ajedrez que le llevó a concentrar su poder y a ser recordada como la gran unificadora de España.
Ahora, Giles Tremlett, retoma la biografía histórica con Isabel La Católica. La primera gran reina de Europa (Debate). El corresponsal de The Guardian en Madrid e hispanista lo hace preguntándose, como punto de partida, cómo una mujer fue capaz de tener tanto poder en el siglo XV. En plena Europa posfeudal. Además de "la fuerza de su personalidad", el autor atribuye tal éxito a una serie de circunstancias que propiciaron su ascenso. Para Tremlett, elegir a Fernando II fue, además de una reafirmación de su personalidad en un universo masculino dominante, el primer paso hacia la configuración de una alianza política que prosperó ampliamente, pero que iba más allá del acuerdo estratégico. "Había un respeto mutuo por sus capacidades de liderazgo, y eso les ayudó a ser tan eficaces". Entre matrimonios de conveniencia y pactos territoriales, Isabel y Fernando tuvieron una relación especial, que "hace difícil distinguir quién tomaba qué decisión y en qué momento".

Además del impulso de su marido, Isabel contó con el favor de Tomás de Torquemada para erigirse como instauradora de la unidad religiosa en el Reino. No se puede entender su reinado sin el pilar eclesiástico. Torquemada fue responsable de una limpieza étnica sin precedentes que acabó con los judíos y musulmanes en su territorio. Para Tremlett, es esta faceta fundamentalista de Isabel, la que la ha convertido en un "símbolo del fascismo del siglo XX en España". La vida de Isabel estuvo marcada por esa "doble leyenda negra: la interna y la externa". Vista como inquisidora en su tiempo, después se convirtió en uno de los ejes ideológicos del Franquismo. Un emblema nacional.
Su imperio tuvo una enorme trascendencia en el resto del continente. Isabel tuvo que lidiar con "una Europa cristiana en malas condiciones". Su ímpetu reformador, junto al apoyo de Cristóbal Colón resultaron en el descubrimiento del Nuevo Mundo, "una vía de escape para expandirse", y cambiar una civilización occidental cada vez más alejada de la I glesia. Cada vez más humanista.
Tremlett habla también de Isabel La Católica como "la Margaret Thatcher del siglo XV". Y añade: "era una mujer potente y muy conservadora, que ejerció su poder sin complejos, que se opuso a los hombres y que no hizo nada en favor de las mujeres".
El autor pretende en este nuevo libro analizar el siglo XV desde una perspectiva histórica, para encontrar respuestas sobre la situación actual. "Aragón tenía una tradición y capacidad de autogobierno que no tenía Castilla, y la expresión de ello sigue hoy en Cataluña".
La intención unificadora guió todas las decisiones de Isabel, a quien intentaron mil y una veces sacar de España mediante matrimonios pactados. La reina decidió quedarse con el proyecto que tenía en mente: transformar la frágil nación que había encontrado en la monarquía más ambiciosa del viejo continente.

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