Vasco de Quiroga, “tata” Vasco

 
Vasco de Quiroga nació en Madrigal de las Altas Torres en la provincia de Ávila, España en 1470 y falleció en Pátzcuaro, en el ahora estado de Michoacán en 1565.
Administrador colonial y eclesiástico español. Nacido en el seno de una ilustre familia gallega, estudió Humanidades y leyes en la Universidad de Valladolid y en 1528 fue nombrado miembro de la Real Chancillería vallisoletana. Por su preparación fue nombrado oidor de la segunda Audiencia de México, presidida por Ramírez de Fuenleal (1530-35), a la que se confió el asentamiento del orden jurídico en México, en sustitución al impuesto por los conquistadores. Otros historiadores suponen que realizó sus estudios en Salamanca, donde hizo la carrera de abogado, misma que concluiría en 1515.
 
En 1530, siendo ya licenciado, Vasco de Quiroga desempeñaba una comisión en Murcia cuando recibió una comunicación del rey designándolo miembro de la Audiencia en México, por recomendación del arzobispo de Santiago, Juan Tavera y los miembros del Consejo de Indias, pues la empresa colonizadora en América había hecho crisis por las iniquidades de la primera Audiencia.
Así pues, Quiroga llegó a México en enero de 1531 y desempeñó ejemplarmente su misión junto con Ramírez de Fuenleal y otros tres oidores. La espantosa miseria en que estaban sumidos los indios de la capital mexicana “vendidos, vejados y vagabundos por los mercados, recogiendo las arrebañaduras tiradas por los suelos”, como escribió, le indujeron a fundar en en ese mismo año, 1531, el hospital de Santa Fe, a dos leguas de la ciudad, donde atendía a enfermos y desamparados y aprovechaba para instruirlos en la Fe. Los naturales empezaron a poblar sus alrededores y los españoles se dirigieron por ello a la Audiencia para responsabilizar a Quiroga del despoblamiento que sufría gradualmente la capital mexicana.
 
El Oidor Quiroga fue destinado luego a Michoacán, para visitar la tierra y el trato que se daba a los tarascos. El letrado quedó nuevamente impresionado por lo que veía y especialmente por la esclavización de los naturales, a los que se marcaba con hierros candentes. En su informe al Presidente de la Audiencia condenó la práctica esclavista.
La primera medida que tomó- debido al mal trato que los ibéricos habían dado a los naturales y sobre todo el asesinato del jefe de los indígenas tarascos perpetrado por Nuño de Guzmán, habían provocado la rebelión de los naturales michoacanos – fue abrir juicio de residencia contra Nuño Beltrán de Guzmán, Juan Ortiz de Matienzo y Diego Delgadillo, antiguos oidores, resultando éstos culpables y pronto devueltos a España; luego fundó otro hospital en en Uayámeo, ahora llamado Santa Fe de la Laguna, junto al lago de Pátzcuaro, semejante al hospital de Santa Fe de México.
De la magistratura, Quiroga pasó al sacerdocio siendo consagrado por fray Juan de Zumárraga, entonces obispo de Michoacán; Carlos V había prohibido a sus súbditos que esclavizasen a los indios pero en 1534 derogó tal disposición. Al saberlo, el nacido en Ávila envió al monarca su célebre Información en derecho (1535), en la que condenaba enérgicamente a los encomenderos “hombres perversos quienes no convienen que los nativos sean tenidos por hombres sino por bestias” y defendía apasionadamente a los indígenas, “que no merecen perder la libertad”.
En 1535 regresó a la capital mexicana donde fue presentado como aspirante al cargo de obispo de Michoacán. Vasco de Quiroga había tomado los hábitos de San Francisco y estaba apenas tonsurado, pero fray Juan de Zumárraga avalaba su nombramiento para la diócesis vacante, por haber renunciado a la misma el dominico fray Luis de Fuensalida.
En 1537 “Tata Vasco” (como así le nombraban los originales michoacanos a los que abrazaba) fue nombrado obispo michoacano, en un acto único donde recibió todas las órdenes sacerdotales. Urbanizó muchas localidades, principalmente en la región lacustre, concentrando sus principales barrios en Pátzcuaro, los cuales proveyó de hospitales e industrias, para las que también instruyó a los indígenas para su trabajo y atención sistemática.
Ordenado sacerdote en 1538, fue nombrado Obispo y recibió la consagración de manos de Zumárraga. Al año siguiente los obispos mexicanos se reunieron para restringir los bautismos masivos de indios a solo los catecúmenos y necesitados y encargaron a Quiroga el Manual de Adultos, impreso en 1540.
Vasco de Quiroga fundó el hospital de San Nicolás de Tolentino y prosiguió con su experimento evangelizador de los hospitales, inducido por la lectura de la Utopía de Tomas Moro. Reunía a los naturales para imbuir en ellos ideales de fraternidad y auxilio mutuo. Constaban tales hospitales de una casa común para enfermos y dirigentes de la agrupación, y de casas particulares para los congregados, llamados familias, porque en ellas vivían sus miembros, con terreno anexo para huerta o jardín, estancias de campo y lugares para siembras y ganaderías.
 
 
El hospital era un cuadrado en uno de cuyos frentes estaba la gran enfermería de contagiosos y en otros los enfermos usuales. Los naturales trabajaban comunalmente durante seis horas y de su beneficio se pagaban los gastos del hospital, de la comunidad y de las escuelas; el resto se repartía entre los congregados. En los hospitales se enseñaba a los indios diversos oficios.
Su obra despertó gran estimación a los indios, que llamaban cariñosamente al Obispo el “Tata Vasco”. Vasco de Quiroga viajó a España en 1550 y durante su estancia fundó en Valladolid el convento franciscano de San Bernardino. En 1555 había vuelto a México, donde asistió al Concilio Provincial. Intentó luego ir al Concilio de Trento, pero no pudo lograrlo. En 1565 falleció en Uruapan en el trascurso de una visita pastoral.
Escribió Doctrina para indios, un tratado sobre la administración del bautismo, las Reglas y ordenanzas para la administración de los hospitales de Santa Cruz en México y Michoacán, así como algunos sermones. Lamentablemente fue acusado por Maturino Gilberti de haber cometido algunos errores graves contra la fe en sus obras de lengua tarasca, y principalmente contrarias al misterio de la Santísima Trinidad, lo que le valió un proceso del que no se vio exculpado hasta que el agustino fray Alonso de la Veracruz demostró su ortodoxia.
Por ello, el recuerdo de Quiroga en estas tierras es entrañable e imperecedero. El primer obispo de Michoacán y defensor de las causas de los indígenas murió en Uruapan en 1565; sus restos fueron enterrados en la catedral de la misma población.
Se ganó el afecto de los purépechas gracias a sus obras y a las medidas económicas que promovió. Estas beneficiaron a los purépechas, en el contexto de la conquista del país. Este afecto le hizo acreedor al trato de Tata Vasco en el que se expresa el afecto filial de los purépechas. Trasladó la sede del obispo de Tzintzuntzan a Pátzcuaro, además de fundar el pueblo-hospital de Santa Fe de la Laguna y el Colegio de San Nicolás Obispo, antecedente de la Universidad Nicolaíta, existente aún a la fecha en el estado de Michoacán en México.
Durante su tarea sufrió la enemistad de algunos colonos españoles, que abandonaron Pátzcuaro para fundar una ciudad rival con el apoyo del virrey Antonio de Mendoza. El nuevo asentamiento recibió el nombre de “ciudad de Michoacán” (1541), antes de ser nombrado sucesivamente como Guayangareo, después Valladolid y finalmente, consumada la independencia de México en el siglo XIX, Morelia nombre que recibió la ciudad, hoy capital del estado de Michoacán, en honor al patricio de la guerra de independencia José María Morelos y Pavón.
Quiroga falleció el 14 de marzo de 1565 en Pátzcuaro. Sus restos se encuentran actualmente en un mausoleo, dentro de la Basílica de Nuestra Señora de la Salud, en esta ciudad. Se ha introducido recientemente la causa para su canonización.
Son innumerables las calles, escuelas, asociaciones, gremios, sociedades y lugares que llevan su nombre en Michoacán. Es el caso en particular del municipio y cabecera municipal de Quiroga (Michoacán), anteriormente Cocupao.
Además de Santa Fe de la Laguna, aún existe el poblado de Santa Fe del Río, fundado en 1539 y el último de los tres pueblos-hospitales creados por Vasco de Quiroga, este ubicado cerca de la Piedad Cavadas, ambos en Michoacán. De Santa Fe de los Altos o Santa Fe de México sobreviven algunos vestigios de la Ermita de don Vasco  en un barranco de la delegación Álvaro Obregón, cerca de la avenida que lleva el nombre de este ilustre personaje, custodiados por el INAH y cerrados al público.
Existe un monumento en su memoria erigido en Madrigal de las Altas Torres con motivo del Quinto Centenario de su Nacimiento, obra de Francisco Zúñiga, que recibe anualmente una ofrenda floral para celebrar el hermanamiento de dicha villa con el municipio de Pátzcuaro. En las ciudades de Pátzcuaro (Michoacán) e Irapuato (Guanajuato), se entregan cada año la presea “Vasco de Quiroga” a personalidades destacadas.
El Colegio Mayor Sacerdotal Vasco de Quiroga, de Madrid, sito en la calle Prieto Castro 2, antigua calle las Moreras, está formado por siete edificios y un jardín. Fue construido sobre terrenos cedidos durante cincuenta años por el Ministerio de Educación Nacional en 1958. Por ello ha sido devuelto a la Universidad Complutense de Madrid recientemente.
Fuente: Patzcuaro.Info