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20 jul 2015

Crónica del concierto de Manantial Folk en Madrigal de las Altas Torres. 18/07/2015

Crónica del concierto de Manantial Folk en Madrigal de las Altas Torres. 18/07/2015
 Madrigal Folk
 Por Juan Pablo Zurdo
La música en directo depende del escenario. No suena mejor Sabina en un estadio que en el café La Mandrágora. Y seguro que los Beatles, con instrumentos y equipo malos, nunca parecieron tan auténticos como en la caverna de Liverpool.
A Manantial Folk les puedes ver en el poli o bajo una carpa en la era, pero en un encuadre como la Plaza de San Nicolás otro gallo canta. Objetivamente ganan calidad entre esos ladrillos y sobre los cantos. Casan, el mudéjar es folclore arquitectónico.
Dice un hijo de Madrigal experto en limpiar despensas que la cocina casera con chup chup, ingredientes autóctonos de temporada, de la misma tierra en la que se entierra, sin chef de academia sino madre, es sencillamente “cocina honesta”. No tima, no presume, no flojea. Natural como la necesidad. Lo mismo puede decirse del concierto. Identidad colectiva, cultura popular, lo local capaz de alcanzar lo global porque casi todo el mundo en todo el mundo lo capta. Manantial son paisanos, doble motivo para que aquí se les entienda. Sus componentes (más de 2.200 conciertos en 34 años) son de entre el Valle del Tiétar y La Vera cacereña. La misma cosa, las fronteras son tiralíneas solo en el mapa.
Música honesta, sin pose ni vanidad porque mana de la idiosincrasia. Superada la época en que los estilos se atrincheraban en tribus, el folk ya puede gustar sin complejos. Entre el público había algún grunge-indie-metalero que no se quitaba el sombrero solo porque de eso no gasta. Hagamos caso a los críos, ellos sí que saben por instinto. Enredaban por allí como en un subidón de glucosa. Siendo madrigaleños, la mayoría salen “picieros” de fábrica, pero tal agite algo tenía que ver con la música alegre. Si les preguntas ninguno te dice que es “antigua”. No tienen ese prejuicio todavía.
No todo hay que pensarlo, pero todo hay que decirlo: tuvieron escaso éxito los intentos del grupo para que se arrancara el respetable a bailar rondeñas o jotas. Nos disculpe Manantial, como sabrán después de tantos kilómetros por la provincia, los morañegos somos de perfil reservado en las primeras citas. Ahora, intenta parar al que se salte la tapia de la vergüenza. Como volverán a tocar cualquier año de estos, que insista la morenaza. Sobre todo si canta El Aire: “En medio la plaza estoy, nadie me puede echar fuera, en medio la plaza estoy, nadie me puede echar fuera, aquí cantamos nosotros, salga el sol por donde quiera”.
Vivimos un plano tan digital que lo tradicional parece un invento asombroso. Por ejemplo el mini-violín de una sola cuerda que tocaron en un par de temas. O el instrumento sin instrumento del silvo, o silvido, o en madrigaleño chiflido, que usaban los cabreros de la Sierra para comunicarse a distancia sin tener que escalar o hacer rafting. Vamos, que esos pastores sabían idiomas pero no los presidentes.
Pausa a mitad de show.
Proclamadas las reinas-damas de las Fiestas 2015.
 Dama infantil: Marian Rodríguez Benito.
Dama infantil: Andrea González Bragado.
Reina infantil: Alejandra González Baz
Dama: Paula Niño de Partearroyo
Dama: Cristina Gutiérrez González
Reina: Miryam González Iglesias
No fue solo un concierto sino un espectáculo 3 en 1. Folk + exposición fotográfica de paisajes, rincones y costumbres + sesión de poesía mística castellana. Por eso San Nicolás era buen atrezzo. Manantial presentaba su trabajo recién horneado, un libro-CD homenaje a Teresa de Ávila que musicaliza poemas de la santa y de ocho buenos escritores inspirados en ella.
La andariega era también folclórica en el mejor sentido, el común. Tocaba instrumentos tradicionales y componía canciones para sus hermanas de orden. Sabía que quien canta su mal espanta y la pena a palo seco es un producto de lujo para los pobres.
El folk reivindica ese optimismo en letras con humor blanco, que del negro acaba uno negro. Mejor dicho blanco tirando a verde. “Que no baile el agarrao, mi madre me tiene dicho, que no baile el agarrao, porque dice que se junta, Zaragoza con Bilbao”.
 
Y allá va la despedida.
Si de asistir no te salió el intento
y quieres escuchar a Manantial
o bailar jotas en medio el corral
te presta un CD tu ayuntamiento

 

 

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